Señal es un poemario de Raúl Vacas con ilustraciones de Sara Morante. Publicado por Mundanalrüido (facebook), firma impulsada por la librera e integrante del colectivo Peonza, Ainara Bezanilla, con diseño de la colección Beusual y edición y coordinación de Gerardo Bezanilla. El poemario es una miscelánea de palabras y trazos que entrecruzan sus expresiones en equilibrio.
En las webs de autor e ilustradora podéis ver más comentarios sobre el libro.
"Vida, amor y muerte constituyen la aleación de este libro, lleno de marcas y arañazos, de júbilos y tristezas, de pluscuamperfectos simples y futuros perfectos.
Cada poema nace de una cicatriz. Cada ilustración de otra. Ambos, poemas e ilustraciones, deletrean las circunstancias del hombre y la mujer, hechos para el amor y la vida, para el odio y la muerte. La afirmación y la negación, la pasión y el miedo, la intuición, la advertencia, la certeza, la duda se entretejen de manera visible con dos madejas de color rojo y negro, con dos códigos de lenguaje." Raúl Vacas
"Vida, amor y muerte constituyen la aleación de este libro, lleno de marcas y arañazos, de júbilos y tristezas, de pluscuamperfectos simples y futuros perfectos.
Cada poema nace de una cicatriz. Cada ilustración de otra. Ambos, poemas e ilustraciones, deletrean las circunstancias del hombre y la mujer, hechos para el amor y la vida, para el odio y la muerte. La afirmación y la negación, la pasión y el miedo, la intuición, la advertencia, la certeza, la duda se entretejen de manera visible con dos madejas de color rojo y negro, con dos códigos de lenguaje." Raúl Vacas
Una muestra:
la más secreta de las soledades.
Los ojos de sus víctimas, vacíos de respuestas,
son la prueba inequívoca
del odio con que sueñan a diario,
de lo inútil y oscuro de sus crímenes,
del amor disecado en su recuerdo.
Porque sólo el tiempo salvaguarda sus secretos
más íntimos e inconfesables.
Sólo la sangre adulta de sus ojos,
la rabia que heredaron de algún dios
desposeído y sin arcillao el llanto que jamás usaron,
les hace vulnerables a la vida.
Puede que un día de tormenta
el más humano de los bárbaros,
deje en el rostro de su víctimasu tacto arrepentido.
Tal vez una emoción o un sueño
le destrocen un día, de repente,
el cálculo perfecto.
Reseña en el Diario Montañés.
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