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jueves, 29 de septiembre de 2011
Leer en casa
domingo, 25 de septiembre de 2011
El sastrecillo valiente, de los hermanos Grimm
No hace mucho tiempo que existía un humilde sastrecillo que se ganaba la vida trabajando con sus hilos y su costura, sentado sobre su mesa, junto a la ventana; risueño y de buen humor, se había puesto a coser a todo trapo. En esto pasó par la calle una campesina que gritaba:
—¡Rica mermeladaaaa... Barataaaa! ¡Rica mermeladaaa, barataaa.
Este pregón sonó a gloria en sus oídos. Asomando el sastrecito su fina cabeza por la ventana, llamó:
—¡Eh, mi amiga! ¡Sube, que aquí te aliviaremos de tu mercancía!
Subió la campesina los tres tramos de escalera con su pesada cesta a cuestas, y el sastrecito le hizo abrir todos y cada uno de sus pomos. Los inspeccionó uno por uno acercándoles la nariz y, por fin, dijo:
—Esta mermelada no me parece mala; así que pásame cuatro onzas, muchacha, y si te pasas del cuarto de libra, no vamos a pelearnos por eso.
La mujer, que esperaba una mejor venta, se marchó malhumorada y refunfuñando:
—¡Vaya! —exclamo el sastrecito, frotándose las manos—. ¡Que Dios me bendiga esta mermelada y me de salud y fuerza!
Y, sacando el pan del armario, cortó una gran rebanada y la untó a su gusto. «Parece que no sabrá mal», se dijo. «Pero antes de probarla, terminaré esta chaqueta.»
Dejó el pan sobre la mesa y reanudó la costura; y tan contento estaba, que las puntadas le salían cada vez mas largas.
Mientras tanto, el dulce aroma que se desprendía del pan subía hasta donde estaban las moscas sentadas en gran número y éstas, sintiéndose atraídas por el olor, bajaron en verdaderas legiones.
—¡Eh, quién las invitó a ustedes! —dijo el sastrecito, tratando de espantar a tan indeseables huéspedes. Pero las moscas, que no entendían su idioma, lejos de hacerle caso, volvían a la carga en bandadas cada vez más numerosas.
Por fin el sastrecito perdió la paciencia, sacó un pedazo de paño del hueco que había bajo su mesa, y exclamando: «¡Esperen, que yo mismo voy a servirles!», descargó sin misericordia un gran golpe sobre ellas, y otro y otro. Al retirar el paño y contarlas, vio que por lo menos había aniquilado a veinte.
«¡De lo que soy capaz!», se dijo, admirado de su propia audacia. «La ciudad entera tendrá que enterarse de esto» y, de prisa y corriendo, el sastrecito se cortó un cinturón a su medida, lo cosió y luego le bordó en grandes letras el siguiente letrero: SIETE DE UN GOLPE.
«¡Qué digo la ciudad!», añadió. «¡El mundo entero se enterará de esto!»
Y de puro contento, el corazón le temblaba como el rabo al corderito.
Luego se ciñó el cinturón y se dispuso a salir por el mundo, convencido de que su taller era demasiado pequeño para su valentía. Antes de marcharse, estuvo rebuscando por toda la casa a ver si encontraba algo que le sirviera para el viaje; pero sólo encontró un queso viejo que se guardó en el bolsillo. Frente a la puerta vio un pájaro que se había enredado en un matorral, y también se lo guardó en el bolsillo para que acompañara al queso. Luego se puso animosamente en camino, y como era ágil y ligero de pies, no se cansaba nunca.
El camino lo llevó por una montaña arriba. Cuando llegó a lo mas alto, se encontró con un gigante que estaba allí sentado, mirando pacíficamente el paisaje. El sastrecito se le acercó animoso y le dijo:
—¡Buenos días, camarada! ¿Qué, contemplando el ancho mundo? Por él me voy yo, precisamente, a correr fortuna. ¿Te decides a venir conmigo?
El gigante lo miró con desprecio y dijo:
—¡Quítate de mi vista, monigote, miserable criatura!
—¿Ah, sí? —contestó el sastrecito, y, desabrochándose la chaqueta, le enseñó el cinturón—-¡Aquí puedes leer qué clase de hombre soy!
El gigante leyó: SIETE DE UN GOLPE, y pensando que se tratara de hombres derribados por el sastre, empezó a tenerle un poco de respeto. De todos modos decidió ponerlo a prueba. Agarró una piedra y la exprimió hasta sacarle unas gotas de agua.
—¡A ver si lo haces —dijo—, ya que eres tan fuerte!
—¿Nada más que eso? —contestó el sastrecito—. ¡Es un juego de niños!
Y metiendo la mano en el bolsillo sacó el queso y lo apretó hasta sacarle todo el jugo.
—¿Qué me dices? Un poquito mejor, ¿no te parece?
El gigante no supo qué contestar, y apenas podía creer que hiciera tal cosa aquel hombrecito. Tomando entonces otra piedra, la arrojó tan alto que la vista apenas podía seguirla.
—Anda, pedazo de hombre, a ver si haces algo parecido.
—Un buen tiro —dijo el sastre—, aunque la piedra volvió a caer a tierra. Ahora verás —y sacando al pájaro del bolsillo, lo arrojó al aire. El pájaro, encantado con su libertad, alzó rápido el vuelo y se perdió de vista.
—¿Qué te pareció este tiro, camarada? —preguntó el sastrecito.
—Tirar, sabes —admitió el gigante—. Ahora veremos si puedes soportar alguna carga digna de este nombre—y llevando al sastrecito hasta un inmenso roble que estaba derribado en el suelo, le dijo—: Ya que te las das de forzudo, ayúdame a sacar este árbol del bosque.
—Con gusto —respondió el sastrecito—. Tú cárgate el tronco al hombro y yo me encargaré del ramaje, que es lo más pesado .
En cuanto estuvo el tronco en su puesto, el sastrecito se acomodó sobre una rama, de modo que el gigante, que no podía volverse, tuvo de cargar también con él, además de todo el peso del árbol. El sastrecito iba de lo más contento allí detrás, silbando aquella tonadilla que dice: «A caballo salieron los tres sastres», como si la tarea de cargar árboles fuese un juego de niños.
El gigante, después de arrastrar un buen trecho la pesada carga, no pudo más y gritó:
—¡Eh, tú! ¡Cuidado, que tengo que soltar el árbol!
El sastre saltó ágilmente al suelo, sujetó el roble con los dos brazos, como si lo hubiese sostenido así todo el tiempo, y dijo:
—¡Un grandullón como tú y ni siquiera eres capaz de cargar un árbol!
Siguieron andando y, al pasar junto a un cerezo, el gigante, echando mano a la copa, donde colgaban las frutas maduras, inclinó el árbol hacia abajo y lo puso en manos del sastre, invitándolo a comer las cerezas. Pero el hombrecito era demasiado débil para sujetar el árbol, y en cuanto lo soltó el gigante, volvió la copa a su primera posición, arrastrando consigo al sastrecito por los aires. Cayó al suelo sin hacerse daño, y el gigante le dijo:
—¿Qué es eso? ¿No tienes fuerza para sujetar este tallito enclenque?
—No es que me falte fuerza —respondió el sastrecito—. ¿Crees que semejante minucia es para un hombre que mató a siete de un golpe? Es que salté por encima del árbol, porque hay unos cazadores allá abajo disparando contra los matorrales. ¡Haz tú lo mismo, si puedes!
El gigante lo intentó, pero se quedó colgando entre las ramas; de modo que también esta vez el sastrecito se llevó la victoria. Dijo entonces el gigante:
—Ya que eres tan valiente, ven conmigo a nuestra casa y pasa la noche con nosotros.
El sastrecito aceptó la invitación y lo siguió. Cuando llegaron a la caverna, encontraron a varios gigantes sentados junto al fuego: cada uno tenía en la mano un cordero asado y se lo estaba comiendo. El sastrecito miró a su alrededor y pensó: «Esto es mucho más espacioso que mi taller.»
El gigante le enseñó una cama y lo invitó a acostarse y dormir. La cama, sin embargo, era demasiado grande para el hombrecito; así que, en vez de acomodarse en ella, se acurrucó en un rincón. A medianoche, creyendo el gigante que su invitado estaría profundamente dormido, se levantó y, empuñando una enorme barra de hierro, descargó un formidable golpe sobre la cama. Luego volvió a acostarse, en la certeza de que había despachado para siempre a tan impertinente grillo. A la madrugada, los gigantes, sin acordarse ya del sastrecito, se disponían a marcharse al bosque cuando, de pronto, lo vieron tan alegre y tranquilo como de costumbre. Aquello fue más de lo que podían soportar, y pensando que iba a matarlos a todos, salieron corriendo, cada uno por su lado.
El sastrecito prosiguió su camino, siempre con su puntiaguda nariz por delante. Tras mucho caminar, llegó al jardín de un palacio real, y como se sentía muy cansado, se echó a dormir sobre la hierba. Mientras estaba así durmiendo, se le acercaron varios cortesanos, lo examinaron par todas partes y leyeron la inscripción: SIETE DE UN GOLPE.
—¡Ah! —exclamaron—. ¿Qué hace aquí tan terrible hombre de guerra, ahora que estamos en paz? Sin duda, será algún poderoso caballero.
Y corrieron a dar la noticia al rey, diciéndole que en su opinión sería un hombre extremadamente valioso en caso de guerra y que en modo alguno debía perder la oportunidad de ponerlo a su servicio. Al rey le complació el consejo, y envió a uno de sus nobles para que le hiciese una oferta tan pronto despertara. El emisario permaneció en guardia junto al durmiente, y cuando vio que éste se estiraba y abría los ojos, le comunicó la proposición del rey.
—Justamente he venido con ese propósito —contestó el sastrecito—. Estoy dispuesto a servir al rey —así que lo recibieron honrosamente y le prepararon toda una residencia para él solo.
Pero los soldados del rey lo miraban con malos ojos y, en realidad, deseaban tenerlo a mil millas de distancia.
—¿En qué parará todo esto? —comentaban entre sí—. Si nos peleamos con él y la emprende con nosotros, a cada golpe derribará a siete. No hay aquí quien pueda enfrentársele.
Tomaron, pues, la decisión de presentarse al rey y pedirle que los licenciase del ejército.
—No estamos preparados —le dijeron— para luchar al lado de un hombre capaz de matar a siete de un golpe.
El rey se disgustó mucho cuando vio que por culpa de uno iba a perder tan fieles servidores: ya se lamentaba hasta de haber visto al sastrecito y de muy buena gana se habría deshecho de él. Pero no se atrevía a despedirlo, por miedo a que acabara con él y todos los suyos, y luego se instalara en el trono. Estuvo pensándolo por horas y horas y, al fin, encontró una solución.
Mandó decir al sastrecito que, siendo tan poderoso hombre de armas como era, tenía una oferta que hacerle. En un bosque del país vivían dos gigantes que causaban enormes daños con sus robos, asesinatos, incendios y otras atrocidades; nadie podía acercárseles sin correr peligro de muerte. Si el sastrecito lograba vencer y exterminar a estos gigantes, recibiría la mano de su hija y la mitad del reino como recompensa. Además, cien soldados de caballería lo auxiliarían en la empresa.
«¡No está mal para un hombre como tú!» se dijo el sastrecito. «Que a uno le ofrezcan una bella princesa y la mitad de un reino es cosa que no sucede todos los días.» Así que contestó:
—Claro que acepto. Acabaré muy pronto con los dos gigantes. Y no me hacen falta los cien jinetes. El que derriba a siete de un golpe no tiene por qué asustarse con dos.
Así, pues, el sastrecito se puso en camino, seguido por cien jinetes. Cuando llegó a las afueras del bosque, dijo a sus seguidores:
—Esperen aquí. Yo solo acabaré con los gigantes.
Y de un salto se internó en el bosque, donde empezó a buscar a diestro y siniestro. Al cabo de un rato descubrió a los dos gigantes. Estaban durmiendo al pie de un árbol y roncaban tan fuerte, que las ramas se balanceaban arriba y abajo. El sastrecito, ni corto ni perezoso, eligió especialmente dos grandes piedras que guardó en los bolsillos y trepó al árbol. A medio camino se deslizó por una rama hasta situarse justo encima de los durmientes, y, acto seguido, hizo muy buena puntería (pues no podía fallar) pues de lo contrario estaría perdido.
Los gigantes, al recibir cada uno un fuerte golpe con la piedra, despertaron echándose entre ellos las culpas de los golpes. Uno dio un empujón a su compañero y le dijo:
—¿Por qué me pegas?
—Estás soñando —respondió el otro—. Yo no te he pegado.
Se volvieron a dormir, y entonces el sastrecito le tiró una piedra al segundo.
—¿Qué significa esto? —gruñó el gigante—. ¿Por qué me tiras piedras?
—Yo no te he tirado nada —gruñó el primero.
Discutieron todavía un rato; pero como los dos estaban cansados, dejaron las cosas como estaban y cerraron otra vez los ojos. El sastrecito volvió a las andadas. Escogiendo la más grande de sus piedras, la tiró con toda su fuerza al pecho del primer gigante.
—¡Esto ya es demasiado! —vociferó furioso. Y saltando como un loco, arremetió contra su compañero y lo empujó con tal fuerza contra el árbol, que lo hizo estremecerse hasta la copa. El segundo gigante le pagó con la misma moneda, y los dos se enfurecieron tanto que arrancaron de cuajo dos árboles enteros y estuvieron aporreándose el uno al otro hasta que los dos cayeron muertos. Entonces bajó del árbol el sastrecito.
«Suerte que no arrancaron el árbol en que yo estaba», se dijo, «pues habría tenido que saltar a otro como una ardilla. Menos mal que nosotros los sastres somos livianos.»
Y desenvainando la espada, dio un par de tajos a cada uno en el pecho. Enseguida se presentó donde estaban los caballeros y les dijo:
—Se acabaron los gigantes, aunque debo confesar que la faena fue dura. Se pusieron a arrancar árboles para defenderse. ¡Venirle con tronquitos a un hombre como yo, que mata a siete de un golpe!
—¿Y no estás herido? —preguntaron los jinetes.
—No piensen tal cosa —dijo el sastrecito—. Ni siquiera, despeinado.
Los jinetes no podían creerlo. Se internaron con él en el bosque y allí encontraron a los dos gigantes flotando en su propia sangre y, a su alrededor, los árboles arrancados de cuajo.
El sastrecito se presentó al rey para pedirle la recompensa ofrecida; pero el rey se hizo el remolón y maquinó otra manera de deshacerse del héroe.
—Antes de que recibas la mano de mi hija y la mitad de mi reino —le dijo—, tendrás que llevar a cabo una nueva hazaña. Por el bosque corre un unicornio que hace grandes destrozos, y debes capturarlo primero.
—Menos temo yo a un unicornio que a dos gigantes —respondió el sastrecito—-Siete de un golpe: ésa es mi especialidad.
Y se internó en el bosque con un hacha y una cuerda, después de haber rogado a sus seguidores que lo aguardasen afuera.
No tuvo que buscar mucho. El unicornio se presentó de pronto y lo embistió ferozmente, decidido a ensartarlo de una vez con su único cuerno.
—Poco a poco; la cosa no es tan fácil como piensas —dijo el sastrecito.
Plantándose muy quieto delante de un árbol, esperó a que el unicornio estuviese cerca y, entonces, saltó ágilmente detrás del árbol. Como el unicornio había embestido con fuerza, el cuerno se clavó en el tronco tan profundamente, que por más que hizo no pudo sacarlo, y quedó prisionero.
«¡Ya cayó el pajarito!», dijo el sastre, saliendo de detrás del árbol. Ató la cuerda al cuello de la bestia, cortó el cuerno de un hachazo y llevó su presa al rey.
Pero éste aún no quiso entregarle el premio ofrecido y le exigió un tercer trabajo. Antes de que la boda se celebrase, el sastrecito tendría que cazar un feroz jabalí que rondaba por el bosque causando enormes daños. Para ello contaría con la ayuda de los cazadores.
—¡No faltaba más! —dijo el sastrecito—. ¡Si es un juego de niños!
Dejó a los cazadores a la entrada del bosque, con gran alegría de ellos, pues de tal modo los había recibido el feroz jabalí en otras ocasiones, que no les quedaban ganas de enfrentarse con él de nuevo.
Tan pronto vio al sastrecito, el jabalí lo acometió con los agudos colmillos de su boca espumeante, y ya estaba a punto de derribarlo, cuando el héroe huyó a todo correr, se precipitó dentro de una capilla que se levantaba por aquellas cercanías. subió de un salto a la ventana del fondo y, de otro salto, estuvo enseguida afuera. El jabalí se abalanzó tras él en la capilla; pero ya el sastrecito había dado la vuelta y le cerraba la puerta de un golpe, con lo que la enfurecida bestia quedó prisionera, pues era demasiado torpe y pesada para saltar a su vez por la ventana. El sastrecito se apresuró a llamar a los cazadores, para que la contemplasen con su propios ojos.
El rey tuvo ahora que cumplir su promesa y le dio la mano de su hija y la mitad del reino, agregándole: «Ya eres mi heredero al trono».
Se celebró la boda con gran esplendor, y allí fue que se convirtió en todo un rey el sastrecito valiente.
Fuente: web Hermanos Grimm (http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/el_sastrecillo_valiente)
Versión El sastrecillo valiente de los hermanos Grimm, contado por Liliana Cinetto e ilustrado por Alex Dukal. Editorial Pictus,2011
—¡Rica mermeladaaaa... Barataaaa! ¡Rica mermeladaaa, barataaa.
Este pregón sonó a gloria en sus oídos. Asomando el sastrecito su fina cabeza por la ventana, llamó:
—¡Eh, mi amiga! ¡Sube, que aquí te aliviaremos de tu mercancía!
Subió la campesina los tres tramos de escalera con su pesada cesta a cuestas, y el sastrecito le hizo abrir todos y cada uno de sus pomos. Los inspeccionó uno por uno acercándoles la nariz y, por fin, dijo:
—Esta mermelada no me parece mala; así que pásame cuatro onzas, muchacha, y si te pasas del cuarto de libra, no vamos a pelearnos por eso.
La mujer, que esperaba una mejor venta, se marchó malhumorada y refunfuñando:
—¡Vaya! —exclamo el sastrecito, frotándose las manos—. ¡Que Dios me bendiga esta mermelada y me de salud y fuerza!
Y, sacando el pan del armario, cortó una gran rebanada y la untó a su gusto. «Parece que no sabrá mal», se dijo. «Pero antes de probarla, terminaré esta chaqueta.»
Dejó el pan sobre la mesa y reanudó la costura; y tan contento estaba, que las puntadas le salían cada vez mas largas.
Mientras tanto, el dulce aroma que se desprendía del pan subía hasta donde estaban las moscas sentadas en gran número y éstas, sintiéndose atraídas por el olor, bajaron en verdaderas legiones.
—¡Eh, quién las invitó a ustedes! —dijo el sastrecito, tratando de espantar a tan indeseables huéspedes. Pero las moscas, que no entendían su idioma, lejos de hacerle caso, volvían a la carga en bandadas cada vez más numerosas.
Por fin el sastrecito perdió la paciencia, sacó un pedazo de paño del hueco que había bajo su mesa, y exclamando: «¡Esperen, que yo mismo voy a servirles!», descargó sin misericordia un gran golpe sobre ellas, y otro y otro. Al retirar el paño y contarlas, vio que por lo menos había aniquilado a veinte.
«¡De lo que soy capaz!», se dijo, admirado de su propia audacia. «La ciudad entera tendrá que enterarse de esto» y, de prisa y corriendo, el sastrecito se cortó un cinturón a su medida, lo cosió y luego le bordó en grandes letras el siguiente letrero: SIETE DE UN GOLPE.
«¡Qué digo la ciudad!», añadió. «¡El mundo entero se enterará de esto!»
Y de puro contento, el corazón le temblaba como el rabo al corderito.
Luego se ciñó el cinturón y se dispuso a salir por el mundo, convencido de que su taller era demasiado pequeño para su valentía. Antes de marcharse, estuvo rebuscando por toda la casa a ver si encontraba algo que le sirviera para el viaje; pero sólo encontró un queso viejo que se guardó en el bolsillo. Frente a la puerta vio un pájaro que se había enredado en un matorral, y también se lo guardó en el bolsillo para que acompañara al queso. Luego se puso animosamente en camino, y como era ágil y ligero de pies, no se cansaba nunca.
El camino lo llevó por una montaña arriba. Cuando llegó a lo mas alto, se encontró con un gigante que estaba allí sentado, mirando pacíficamente el paisaje. El sastrecito se le acercó animoso y le dijo:
—¡Buenos días, camarada! ¿Qué, contemplando el ancho mundo? Por él me voy yo, precisamente, a correr fortuna. ¿Te decides a venir conmigo?
El gigante lo miró con desprecio y dijo:
—¡Quítate de mi vista, monigote, miserable criatura!
—¿Ah, sí? —contestó el sastrecito, y, desabrochándose la chaqueta, le enseñó el cinturón—-¡Aquí puedes leer qué clase de hombre soy!
El gigante leyó: SIETE DE UN GOLPE, y pensando que se tratara de hombres derribados por el sastre, empezó a tenerle un poco de respeto. De todos modos decidió ponerlo a prueba. Agarró una piedra y la exprimió hasta sacarle unas gotas de agua.
—¡A ver si lo haces —dijo—, ya que eres tan fuerte!
—¿Nada más que eso? —contestó el sastrecito—. ¡Es un juego de niños!
Y metiendo la mano en el bolsillo sacó el queso y lo apretó hasta sacarle todo el jugo.
—¿Qué me dices? Un poquito mejor, ¿no te parece?
El gigante no supo qué contestar, y apenas podía creer que hiciera tal cosa aquel hombrecito. Tomando entonces otra piedra, la arrojó tan alto que la vista apenas podía seguirla.
—Anda, pedazo de hombre, a ver si haces algo parecido.
—Un buen tiro —dijo el sastre—, aunque la piedra volvió a caer a tierra. Ahora verás —y sacando al pájaro del bolsillo, lo arrojó al aire. El pájaro, encantado con su libertad, alzó rápido el vuelo y se perdió de vista.
—¿Qué te pareció este tiro, camarada? —preguntó el sastrecito.
—Tirar, sabes —admitió el gigante—. Ahora veremos si puedes soportar alguna carga digna de este nombre—y llevando al sastrecito hasta un inmenso roble que estaba derribado en el suelo, le dijo—: Ya que te las das de forzudo, ayúdame a sacar este árbol del bosque.
—Con gusto —respondió el sastrecito—. Tú cárgate el tronco al hombro y yo me encargaré del ramaje, que es lo más pesado .
En cuanto estuvo el tronco en su puesto, el sastrecito se acomodó sobre una rama, de modo que el gigante, que no podía volverse, tuvo de cargar también con él, además de todo el peso del árbol. El sastrecito iba de lo más contento allí detrás, silbando aquella tonadilla que dice: «A caballo salieron los tres sastres», como si la tarea de cargar árboles fuese un juego de niños.
El gigante, después de arrastrar un buen trecho la pesada carga, no pudo más y gritó:
—¡Eh, tú! ¡Cuidado, que tengo que soltar el árbol!
El sastre saltó ágilmente al suelo, sujetó el roble con los dos brazos, como si lo hubiese sostenido así todo el tiempo, y dijo:
—¡Un grandullón como tú y ni siquiera eres capaz de cargar un árbol!
Siguieron andando y, al pasar junto a un cerezo, el gigante, echando mano a la copa, donde colgaban las frutas maduras, inclinó el árbol hacia abajo y lo puso en manos del sastre, invitándolo a comer las cerezas. Pero el hombrecito era demasiado débil para sujetar el árbol, y en cuanto lo soltó el gigante, volvió la copa a su primera posición, arrastrando consigo al sastrecito por los aires. Cayó al suelo sin hacerse daño, y el gigante le dijo:
—¿Qué es eso? ¿No tienes fuerza para sujetar este tallito enclenque?
—No es que me falte fuerza —respondió el sastrecito—. ¿Crees que semejante minucia es para un hombre que mató a siete de un golpe? Es que salté por encima del árbol, porque hay unos cazadores allá abajo disparando contra los matorrales. ¡Haz tú lo mismo, si puedes!
El gigante lo intentó, pero se quedó colgando entre las ramas; de modo que también esta vez el sastrecito se llevó la victoria. Dijo entonces el gigante:
—Ya que eres tan valiente, ven conmigo a nuestra casa y pasa la noche con nosotros.
El sastrecito aceptó la invitación y lo siguió. Cuando llegaron a la caverna, encontraron a varios gigantes sentados junto al fuego: cada uno tenía en la mano un cordero asado y se lo estaba comiendo. El sastrecito miró a su alrededor y pensó: «Esto es mucho más espacioso que mi taller.»
El gigante le enseñó una cama y lo invitó a acostarse y dormir. La cama, sin embargo, era demasiado grande para el hombrecito; así que, en vez de acomodarse en ella, se acurrucó en un rincón. A medianoche, creyendo el gigante que su invitado estaría profundamente dormido, se levantó y, empuñando una enorme barra de hierro, descargó un formidable golpe sobre la cama. Luego volvió a acostarse, en la certeza de que había despachado para siempre a tan impertinente grillo. A la madrugada, los gigantes, sin acordarse ya del sastrecito, se disponían a marcharse al bosque cuando, de pronto, lo vieron tan alegre y tranquilo como de costumbre. Aquello fue más de lo que podían soportar, y pensando que iba a matarlos a todos, salieron corriendo, cada uno por su lado.
El sastrecito prosiguió su camino, siempre con su puntiaguda nariz por delante. Tras mucho caminar, llegó al jardín de un palacio real, y como se sentía muy cansado, se echó a dormir sobre la hierba. Mientras estaba así durmiendo, se le acercaron varios cortesanos, lo examinaron par todas partes y leyeron la inscripción: SIETE DE UN GOLPE.
—¡Ah! —exclamaron—. ¿Qué hace aquí tan terrible hombre de guerra, ahora que estamos en paz? Sin duda, será algún poderoso caballero.
Y corrieron a dar la noticia al rey, diciéndole que en su opinión sería un hombre extremadamente valioso en caso de guerra y que en modo alguno debía perder la oportunidad de ponerlo a su servicio. Al rey le complació el consejo, y envió a uno de sus nobles para que le hiciese una oferta tan pronto despertara. El emisario permaneció en guardia junto al durmiente, y cuando vio que éste se estiraba y abría los ojos, le comunicó la proposición del rey.
—Justamente he venido con ese propósito —contestó el sastrecito—. Estoy dispuesto a servir al rey —así que lo recibieron honrosamente y le prepararon toda una residencia para él solo.
Pero los soldados del rey lo miraban con malos ojos y, en realidad, deseaban tenerlo a mil millas de distancia.
—¿En qué parará todo esto? —comentaban entre sí—. Si nos peleamos con él y la emprende con nosotros, a cada golpe derribará a siete. No hay aquí quien pueda enfrentársele.
Tomaron, pues, la decisión de presentarse al rey y pedirle que los licenciase del ejército.
—No estamos preparados —le dijeron— para luchar al lado de un hombre capaz de matar a siete de un golpe.
El rey se disgustó mucho cuando vio que por culpa de uno iba a perder tan fieles servidores: ya se lamentaba hasta de haber visto al sastrecito y de muy buena gana se habría deshecho de él. Pero no se atrevía a despedirlo, por miedo a que acabara con él y todos los suyos, y luego se instalara en el trono. Estuvo pensándolo por horas y horas y, al fin, encontró una solución.
Mandó decir al sastrecito que, siendo tan poderoso hombre de armas como era, tenía una oferta que hacerle. En un bosque del país vivían dos gigantes que causaban enormes daños con sus robos, asesinatos, incendios y otras atrocidades; nadie podía acercárseles sin correr peligro de muerte. Si el sastrecito lograba vencer y exterminar a estos gigantes, recibiría la mano de su hija y la mitad del reino como recompensa. Además, cien soldados de caballería lo auxiliarían en la empresa.
«¡No está mal para un hombre como tú!» se dijo el sastrecito. «Que a uno le ofrezcan una bella princesa y la mitad de un reino es cosa que no sucede todos los días.» Así que contestó:
—Claro que acepto. Acabaré muy pronto con los dos gigantes. Y no me hacen falta los cien jinetes. El que derriba a siete de un golpe no tiene por qué asustarse con dos.
Así, pues, el sastrecito se puso en camino, seguido por cien jinetes. Cuando llegó a las afueras del bosque, dijo a sus seguidores:
—Esperen aquí. Yo solo acabaré con los gigantes.
Y de un salto se internó en el bosque, donde empezó a buscar a diestro y siniestro. Al cabo de un rato descubrió a los dos gigantes. Estaban durmiendo al pie de un árbol y roncaban tan fuerte, que las ramas se balanceaban arriba y abajo. El sastrecito, ni corto ni perezoso, eligió especialmente dos grandes piedras que guardó en los bolsillos y trepó al árbol. A medio camino se deslizó por una rama hasta situarse justo encima de los durmientes, y, acto seguido, hizo muy buena puntería (pues no podía fallar) pues de lo contrario estaría perdido.
Los gigantes, al recibir cada uno un fuerte golpe con la piedra, despertaron echándose entre ellos las culpas de los golpes. Uno dio un empujón a su compañero y le dijo:
—¿Por qué me pegas?
—Estás soñando —respondió el otro—. Yo no te he pegado.
Se volvieron a dormir, y entonces el sastrecito le tiró una piedra al segundo.
—¿Qué significa esto? —gruñó el gigante—. ¿Por qué me tiras piedras?
—Yo no te he tirado nada —gruñó el primero.
Discutieron todavía un rato; pero como los dos estaban cansados, dejaron las cosas como estaban y cerraron otra vez los ojos. El sastrecito volvió a las andadas. Escogiendo la más grande de sus piedras, la tiró con toda su fuerza al pecho del primer gigante.
—¡Esto ya es demasiado! —vociferó furioso. Y saltando como un loco, arremetió contra su compañero y lo empujó con tal fuerza contra el árbol, que lo hizo estremecerse hasta la copa. El segundo gigante le pagó con la misma moneda, y los dos se enfurecieron tanto que arrancaron de cuajo dos árboles enteros y estuvieron aporreándose el uno al otro hasta que los dos cayeron muertos. Entonces bajó del árbol el sastrecito.
«Suerte que no arrancaron el árbol en que yo estaba», se dijo, «pues habría tenido que saltar a otro como una ardilla. Menos mal que nosotros los sastres somos livianos.»
Y desenvainando la espada, dio un par de tajos a cada uno en el pecho. Enseguida se presentó donde estaban los caballeros y les dijo:
—Se acabaron los gigantes, aunque debo confesar que la faena fue dura. Se pusieron a arrancar árboles para defenderse. ¡Venirle con tronquitos a un hombre como yo, que mata a siete de un golpe!
—¿Y no estás herido? —preguntaron los jinetes.
—No piensen tal cosa —dijo el sastrecito—. Ni siquiera, despeinado.
Los jinetes no podían creerlo. Se internaron con él en el bosque y allí encontraron a los dos gigantes flotando en su propia sangre y, a su alrededor, los árboles arrancados de cuajo.
El sastrecito se presentó al rey para pedirle la recompensa ofrecida; pero el rey se hizo el remolón y maquinó otra manera de deshacerse del héroe.
—Antes de que recibas la mano de mi hija y la mitad de mi reino —le dijo—, tendrás que llevar a cabo una nueva hazaña. Por el bosque corre un unicornio que hace grandes destrozos, y debes capturarlo primero.
—Menos temo yo a un unicornio que a dos gigantes —respondió el sastrecito—-Siete de un golpe: ésa es mi especialidad.
Y se internó en el bosque con un hacha y una cuerda, después de haber rogado a sus seguidores que lo aguardasen afuera.
No tuvo que buscar mucho. El unicornio se presentó de pronto y lo embistió ferozmente, decidido a ensartarlo de una vez con su único cuerno.
—Poco a poco; la cosa no es tan fácil como piensas —dijo el sastrecito.
Plantándose muy quieto delante de un árbol, esperó a que el unicornio estuviese cerca y, entonces, saltó ágilmente detrás del árbol. Como el unicornio había embestido con fuerza, el cuerno se clavó en el tronco tan profundamente, que por más que hizo no pudo sacarlo, y quedó prisionero.
«¡Ya cayó el pajarito!», dijo el sastre, saliendo de detrás del árbol. Ató la cuerda al cuello de la bestia, cortó el cuerno de un hachazo y llevó su presa al rey.
Pero éste aún no quiso entregarle el premio ofrecido y le exigió un tercer trabajo. Antes de que la boda se celebrase, el sastrecito tendría que cazar un feroz jabalí que rondaba por el bosque causando enormes daños. Para ello contaría con la ayuda de los cazadores.
—¡No faltaba más! —dijo el sastrecito—. ¡Si es un juego de niños!
Dejó a los cazadores a la entrada del bosque, con gran alegría de ellos, pues de tal modo los había recibido el feroz jabalí en otras ocasiones, que no les quedaban ganas de enfrentarse con él de nuevo.
Tan pronto vio al sastrecito, el jabalí lo acometió con los agudos colmillos de su boca espumeante, y ya estaba a punto de derribarlo, cuando el héroe huyó a todo correr, se precipitó dentro de una capilla que se levantaba por aquellas cercanías. subió de un salto a la ventana del fondo y, de otro salto, estuvo enseguida afuera. El jabalí se abalanzó tras él en la capilla; pero ya el sastrecito había dado la vuelta y le cerraba la puerta de un golpe, con lo que la enfurecida bestia quedó prisionera, pues era demasiado torpe y pesada para saltar a su vez por la ventana. El sastrecito se apresuró a llamar a los cazadores, para que la contemplasen con su propios ojos.
El rey tuvo ahora que cumplir su promesa y le dio la mano de su hija y la mitad del reino, agregándole: «Ya eres mi heredero al trono».
Se celebró la boda con gran esplendor, y allí fue que se convirtió en todo un rey el sastrecito valiente.
Fuente: web Hermanos Grimm (http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/el_sastrecillo_valiente)
Versión El sastrecillo valiente de los hermanos Grimm, contado por Liliana Cinetto e ilustrado por Alex Dukal. Editorial Pictus,2011
Mi vecino de abajo
Mi vecino de abajo
Daniel Nesquens
Il. Fran Collado
SM, 2011
SINOPSIS
Daniel Nesquens
Il. Fran Collado
SM, 2011
SINOPSIS
¿Cómo piensas que es Islandia? ¿Y los islandeses?
Yo conocí una vez a un islandés; era raro y misterioso. Para que te hagas una idea, te diré dos cosas: tendía las hojas de lechuga y nunca encendía la luz del pasillo.
S. Peltoonen, se llamaba. A lo mejor algún día descubro qué significaba aquella “s”.
Yo conocí una vez a un islandés; era raro y misterioso. Para que te hagas una idea, te diré dos cosas: tendía las hojas de lechuga y nunca encendía la luz del pasillo.
S. Peltoonen, se llamaba. A lo mejor algún día descubro qué significaba aquella “s”.
Reseña revista Babar:
Con este libro, Nesquens ganó este año el Premio Barco de Vapor.
Nesquens, como ya ha hecho en alguna otra ocasión, nos presenta en este texto infantil a una misteriosa figura adulta vista a través de los ojos de un niño que, ya crecido, recuerda ese episodio de su niñez (“Dicen que el tiempo lo borra todo. Puede ser. Aunque tengo la sensación de que aún soy demasiado joven para saberlo. Probablemente sea verdad, pero todavía guardo fresca la imagen de un antiguo vecino que vivió un tiempo en el piso de abajo”).
El misterioso adulto es un nuevo vecino, S. Peltoonen (“Así como suena: Pel-too-nen. Con dos oes. Sí, también con dos es. Pero las es no van seguidas, va una en cada lado”) que acaba de mudarse a la calle Montevideo, nº 32, justo en el piso de abajo. Es de Islandia, pero poco más se sabe de él. Y el protagonista de esta historia no dejará de elucubrar e indagar sobre este nuevo vecino, tan interesante y diferente a los demás, con el que llegará a entablar amistad.
Merecido premio para un autor que vuelve a demostrar su habilidad para crear personajes carismáticos, extravagantes y estimulantes que nos enseñan, con su forma de estar y de vivir, una manera diferente de relacionarse con el mundo. Y también demuestra que su prosa sigue siendo divertida, original, divergente, cargada de referencias y de guiños que, más allá del humor, esconden inteligentes miradas sobre nuestra vida cotidiana. Nesquens defiende la inteligencia de los niños no solo en sus declaraciones, sino en toda su obra literaria. Y este libro es una prueba más, por si alguien aún lo dudaba.
Las ilustraciones de Fran Collado y el diseño de Felipe Samper dan a este libro un aire antiguo, de Rue del Percebe, y huele a escaleras de madera, manteles de hule, colada tendida en el patio de vecinos y libreta de tapas negras con goma elástica donde todo se anota con lápiz.
Aquí os dejo el trailer de presentación del libro que también está disponible en ipad, para motivar la imaginación de los lectores.
Una flor de recanvi per a la mare / Una flor de recambio para mamá
Una flor de recanvi per a la mare / Una flor de recambio para mamá
Rebeka Elizegi
Takatuka àlbums
Rebeka Elizegi
Takatuka àlbums
Un matí de tardor, just quan les fulles dels arbres començaven a caure, la mare va tenir una gran sorpresa... El Dr. Flo va telefonar-li per dir que li havia detectat una taqueta molt lletja en un pit...». Amb aquestes paraules comença el relat d’un nen que passa per l’estranya situació de viure el procés del càncer de pit de la seva mare, però que, sense perdre el coratge, afronta al seu costat l’aventura de lluitar contra la malaltia amb totes les forces. Junts aconsegueixen superar-la i tornar a fer una vida tan normal, alegre i divertida com la d’abans.
Una mañana de otoño, justo cuando las hojas de los árboles empezaban a caer, mi madre se llevó una gran sorpresa... El Dr. Flo la llamó por teléfono para decirle que había detectado una manchita muy fea en uno de sus pechos...». Con estas palabras comienza el relato de un niño que pasa por la extraña situación de vivir el proceso del cáncer de mama de su madre, pero que, sin perder el ánimo, afronta junto a ella la aventura de luchar contra la enfermedad con todas sus fuerzas. Juntos logran superarla y volver a hacer una vida tan normal, alegre y divertida como la de antes.
Reseñas:
«Con sencillas palabras de niño, y un tono sereno y positivo que elude cualquier dramatismo (a lo que contribuyen también los frescos y sugerentes collages de la propia Elizegi que ilustran el texto), la autora aborda con gran acierto y naturalidad un tema “difícil”, que generalmente se trata de ocultar a los niños, y que, sin embargo, los niños tienen derecho a saber. Sobre todo, para evitarles muchas angustias. La cuestión es encontrar el modo de explicarles lo que pasa y de permitirles participar, como uno más, de una situación que afecta a toda la familia. Esa es la propuesta de Rebeka Elizegi en este libro valiente y tranquilizador, que transmite esperanza y alegría de vivir. Tiene mucho mérito.», CLIJ. (Cuardernos de Literatura Infantil y Juvenil).
«Rebeka Elizegi va néixer el 1968 a Donosti. Durant els anys de carrera va treballar en un taller d’artesania, pintant a mà peces de paper maixé. L’any 1998 funda Alehop amb l’il•lustrador Víctor Escandell, un estudi de disseny gràfic i il•lustració a Barcelona; allà, entre d’altres coses, s’especialitza en el Disseny de contes infantils i juvenils.
Amb una sensibilitat i tendresa remarcables i des de la perspectiva del nen, l’autora ens acosta la dura experiència que afronten moltíssimes famílies que sovint no saben com explicar als infants, aquest àlbum es converteix en una vareta màgica capaç d’aconseguir que els infants assimilin paraules molt recargolades i fets tan durs com són l’enfrontar-se cara a cara amb un càncer, una malaltia amb un nom que, encara avui dia, espanta i molt.
Amb unes il•lustracions realitzades amb collage on les flors prenen el protagonisme absolut fins i tot en el text (fixem-nos en el nom del doctor que atén la mare) i en el transcurs d’un any, utilitza les diferents estacions per mimetitzar les diferents fases per les que passa la valenta mare del protagonista.
Un àlbum preciós que cal tenir a la memòria per si algun dia necessitem explicar aquesta malaltia a algun nen o nena, especialment a les biblioteques on acostumem a trobar-nos amb peticions més delicades.» Al·lots, el Petit Príncep.
Amb una sensibilitat i tendresa remarcables i des de la perspectiva del nen, l’autora ens acosta la dura experiència que afronten moltíssimes famílies que sovint no saben com explicar als infants, aquest àlbum es converteix en una vareta màgica capaç d’aconseguir que els infants assimilin paraules molt recargolades i fets tan durs com són l’enfrontar-se cara a cara amb un càncer, una malaltia amb un nom que, encara avui dia, espanta i molt.
Amb unes il•lustracions realitzades amb collage on les flors prenen el protagonisme absolut fins i tot en el text (fixem-nos en el nom del doctor que atén la mare) i en el transcurs d’un any, utilitza les diferents estacions per mimetitzar les diferents fases per les que passa la valenta mare del protagonista.
Un àlbum preciós que cal tenir a la memòria per si algun dia necessitem explicar aquesta malaltia a algun nen o nena, especialment a les biblioteques on acostumem a trobar-nos amb peticions més delicades.» Al·lots, el Petit Príncep.
«Empleando un tono positivo, alegre y un tanto poético, Elizegi reivindica en este álbum ilustrado “la importancia que tiene cuidar la parte afectiva en un proceso de curación de este tipo”. La frase final del cuento, “la enfermedad es un momento ideal para despilfarrar afectos”, condensa para la autora la esencia de una obra creada “desde las tripas”, inspirada en su propia experiencia ante el cáncer que superó su madre hace unos años.
‘Una flor de repuesto para mamá’ ha sido editada por Takatuka, una editorial especializada en literatura infantil que busca facilitar el diálogo entre adultos y pequeños, poniendo a disposición de éstos libros que les permitan entender mejor el mundo en el que van a crecer, y que sirvan, al mismo tiempo, a los adultos para abordar cuestiones que no siempre son fáciles de expresar con palabras», Pikara Magazine.
‘Una flor de repuesto para mamá’ ha sido editada por Takatuka, una editorial especializada en literatura infantil que busca facilitar el diálogo entre adultos y pequeños, poniendo a disposición de éstos libros que les permitan entender mejor el mundo en el que van a crecer, y que sirvan, al mismo tiempo, a los adultos para abordar cuestiones que no siempre son fáciles de expresar con palabras», Pikara Magazine.
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Revista CLIJ 243-Octubre 2011 - Portada de Alfonso Ruano
Vuelve a la portada de la Revista CLIJ Alfonso Ruano (Mocejón, Toledo, 1949). Lo hizo por primera vez en octubre de 1989, cuando CLIJ apenas empezaba a caminar (era nuestro número 10), y él ya era un ilustrador reconocido y admirado (Diplomas del Premio Catalònia y de la Feria de Leipzig 1984, Premio Lazarillo 1985, Premio Nacional 1986). 22 años y muchos espléndidos libros después, vuelve a ilustrar la portada de esta revista especiazlizada para celebrar el merecido homenaje que se le ha rendido en las últimas jornadas de ilustración «Ilustratour», donde se ha organizado la exposición «Alfonso Ruano. Ilustraciones. Primer Recuento», abierta al público en el Museo Patio Herreriano de Valladolid de julio a septiembre, y en la que se repasa la trayectoria de quien ya es un referente para las nuevas generaciones de ilustradores españoles. La ilustración es la portada del catálogo de su exposición (editado por la Fundación SM) para que sea la portada de este CLIJ dedicado también a otro «recuento»: el del Panorama del Año.
Página 05 EDITORIAL: ¡Es la lectura, estúpido!
Página 07 PANORAMA DEL AÑO: Suben los lectores, bajan las ventas. Victoria Fernández.
Página 18 Cataluña: Crisis sin tregua, libros sin prisa. Teresa Blanch.
Página 31 Comunidad Valenciana: compromiso y tenacidad. Josep Antoni Fluixà.
Página 40 Galicia: año de álbumes para pequeños y grandes. Mª. Jesús Fernández Fernández.
Página 51 País Vasco: vitalidad. Xabier Etxaniz.
Página 57 Asturias: El pulso editorial se debilita. Severino Antuña.
Página 62. CINE Y LITERATURA: El auge de las series de televisión. Hacia una «nueva» didáctica de la imagen. Ernesto Pérez Morán.
Página 68 ESTUDIO: Apuntes para una teoría del contar. Paco Abril.
Página 72 LIBROS. En el blog de Kalandraka tenéis algunas de las reseñas.
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"La tira de niños y niñas", "La tira de nens i nenes" de Glòria Falcón. Un llibre per pintar!!
La tira de nens i nenes - La tira de niños y niñas
Glòria Falcón
Sd-edicions, 2011.
Un acordió poètic per acolorir i retallar. En castellà i català.
Glòria Falcón és il·lustradora, dissenyadora gràfica i aprenent de poeta, com acostuma a definir-se. Ha il·lustrat llibres infantils i de cuina, i ha creat àlbums de mandales. És autora d’El globus de la Violeta i d’Animalari, el seu primer poemari per a nens, ambdós publicats per Sd·edicions.
Un acordeón poético, con edición en castellano y catalán, para que los más pequeños coloreen y recorten la tira, para que se diviertan le den color al fondo y a los personajes, recorten la tira y la cuelguen donde más les apetezca. Una tira de niños y niñas, diversos, diferentes...
Reseña de Stel·la al seu bloc El Petit Tresor:
El desplegable de nens i nenes que es miren,
amb ulls blaus
verds
marrons
negres....
amb simpatia
i
complicitat
i que es donen
les mans
us espera
a petits i
sempre a grans
a que hi poseu molt color.
Rojo corazón, cuento rimado
Os presento un cuento rimado -que siempre gusta a los peques- titulado Rojo Corazón.
Editado por Ekaré en 2010, el autor es Saúl Schkolnik y las ilustraciones de Víctor Hugo Strange.
Sobre la mesa de la cocina están el queso y el membrillo, el pan amasado y un lindo limón amarillo. Allí están también un huevo con un rojo corazón, inquieto y soñador. ¿Qué será de todos ellos cuando llegue a cocinar la Sra. Josefina?
Este es un libro muy sano y saludable, de tomates frescos y lechugas lozanas. Es un libro de queso y limón. En el dialogan huevos, pollos y gallinas. Aparece una cocinera, la señora Josefina. Este es un libro cuajado de bellas imágenes para comérselas con los ojos.
Y entonces miró al huevo…
“ ¡Horror, espanto! ¡Qué horrible!”
Pensó éste aterrado.
¡Adiós alas, adiós plumas,
adiós corazón colorado!
Aquí terminan mis días
convertido en una sabrosa fritura.
La señora me comerá
junto con la verdura.
Jamás llegaré a ser pollo,
jamás llegaré a ser gallo…
Se trata de una historia estraña, la historia de un huevo en una cocina, su destino, donde irá a parar. Y es que se trata de un huevo con sentimientos, un huevo que sabe que guarda en su interior un gran corazón rojo, que palpita y que se puede transformar en pollo, pero la propietaria del huevo, la señora Josefina, no lo ve de esa manera, y se dispone a comerse un huevo frito para comer.
Es una historia preciosa, llena de esperanza e ilusiones. El texto està hecho en rima y suena a canción.
viernes, 23 de septiembre de 2011
La librería El Dragón Lector mención especial del Premio Boixareu Ginesta
Durante la celebración de la Feria Liber en Madrid, el 6 de octubre, se hará entrega de los Premios Boixareu Ginesta a dos excelentes librerías: El Dragón Lector de Madrid -de la que ya he hablado en este blog- y la Librería Estvdio de Santander.
La Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) decidió otorgar el Premio Boixareu Ginesta al mejor librero del año a la Librería Estvdio de Santander. El jurado valoró la larga tradición en el comercio de libros de la familia García Barredo que ha traspasado más de una generación al frente de la misma, así como el haberse convertido en una institución de referencia para la cultura y el apoyo a la lectura no sólo en Santander sino en toda la Comunidad Autónoma de Cantabria.
Además, el jurado también valoró su apoyo decidido a las instituciones del sector del libro y a la iniciativas comerciales de acción conjunta que se están llevando a cabo, incluidas aquellas que tienen que ver con las nuevas tecnologías.
Asimismo, el Jurado decidió otorgar una mención especial a una de mis librerías preferidas, El Dragón Lector, en la persona de su gran Directora, así como gran persona, Pilar Pérez, por su apoyo singular a la edición infantil y a las iniciativas de animación a la lectura que de manera permanente realiza desde su fundación.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Día Mundial del Alzheimer
Nada me disgustaría más que cargarte a tus 9 años de edad con el peso del pasado. Sin embargo, cuando supe que tu abuelo, mi padre, sufría la enfermedad de Alzheimer me dolió pensar que jamás ibas a conocerlo en plenitud de facultades, tal y como siempre había sido: inteligente, irónico, culto, alegre y vitalista. No podía haber una enfermedad más cruel para alguien de cultura enciclopédica como él.
Albert Solé Bruset (Cineasta)
Hoy se celebra el Día Mundial del Alzheimer y el lema de este año es "Cada diagnóstico, una persona".
Asimismo, 2011, es el Año Internacional de la Investigación en Alzheimer, y para conmemorar ambos eventos el Centro de Referencia Estatal de atención a personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias del Imserso de Salamanca (CRE Alzheimer) y el Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil (CILIJ) de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez ponen a nuestra disposición la publicación “Los mayores y la enfermedad de Alzheimer en la literatura infantil y juvenil", correspondiente al número 8 de la colección Temas en la Literatura Infantil y Juvenil. Esta bibliografía pretende ser un puente literario tendido entre los niños y los mayores, entre la infancia y la vejez, así como una muestra del tratamiento que la figura de las personas mayores tiene en la literatura infantil y juvenil y de cómo se abordan problemáticas propias de esta etapa de la vida.
El prólogo corre a cargo de María Isabel González Ingelmo, directora del CRE Alzheimer de Salamanca; y Albert Solé Bruset, director de cine y periodista, ganador de un Goya por Bucarest, la memoria perdida, película sobre la lucha contra el alzhéimer. El comienzo del relato Solé es el que leéis al principio de este post.
La podéis consultar a texto completo, en formato PDF, en:
Aquí os dejo algunos pocos de los libros que aparecen en esta bibliografia:
- Para hacer un pastel de manzana, de Pablo Albo e ilustraciones de Mariona Cabassa
El protagonista de esta historia va a pasar unos días de vacaciones con su abuelo, pero ¿qué tiene él en común con un hombre tan mayor? Cuando el anciano le propone preparar entre los dos un pastel de manzana, la idea no le resulta muy sugerente. Sin embargo, hacer un pastel de manzana esconde muchas sorpresas.
- Sólo se es joven... ¡dos veces!, de Quentin Blake. Se trata de un homenaje a nuestros mayores, a todas las experiencias por las que pasan a lo largo de sus vidas, al gran valor de sus vivencias. Y con un puntito de ironía y grandes dosis de buen humor nos enseña que sus vidas, las de nuestros abuelos y abuelas, no se distinguen demasiado de las de los niños o de las nuestras. (reseña Revista Babar).
- El trasto de la señora Adela, de Teresa Duran.
- El teatro de sombras, de Michael Ende.
- Tres deseos, de Eva Mejuto y Gabriel Pacheco.
Estos y muchos más libros sobre la relación con ancianos dentro de la literatura infantil y juvenil.
Me gustaría destacar uno del que hoy hace referencia la Revista Babar: El zorro que perdió la memoria, Martin Balscheit. Lóguez ediciones, 2011.
“Érase una vez un viejo zorro sin memoria.
Él no sabía nada y únicamente sentía.
Sentía cuando alguien lamía sus heridas.
Sentía lo que es no tener hambre.
Le gustaba que los jóvenes zorros hablaran de la caza.
Admiraba sus trucos, sobre todo el de la pajita.
Algunas cosas le resultaban difíciles:
No podía acordarse de ningún nombre.
No encontraba el camino a casa."
Este es el sexto álbum que la editorial salmantina Lóguez publica de Martin Baltscheit, autor e ilustrador alemán nacido en Düsseldorf y con una gran bibliografía hasta el momento, desde que comenzara a ilustrar hace ya unos 20 años.
No es casualidad que hablemos hoy de este libro, ya que el 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer. Y es que el protagonista de este álbum, como su propio título ya adelanta, es un zorro algo olvidadizo. Atrás quedaron sus días de gloria, cuando nadie podía hacerle sombra en el arte de engañar, cazar, esconderse, vivir un sinfín de aventuras y salir airoso.
Comenzó olvidando los días de la semana, más tarde los cumpleaños de los amigos, los alimentos que solía comer… Hasta que un día olvidó quién era, y los jóvenes zorros tuvieron que cuidar de él y curar sus heridas. Pero la memoria no había manera de recuperarla. (resto de la reseña en Babar).
Otro libro para destacar es uno de Tàndem edicions:
Me llamaba Simbad, de Francisco Castro.
El abuelo hace cosas raras. Lo olvida todo. Le cambia el nombre a todo el mundo, incluso a su nieto Paulo, al que llama Simbad. Paulo luchará contra la enfermedad del abuelo con comprensión, complicidad y mucho afecto.
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Maneras de leer. Encuentro de buenas prácticas lectoras
Durante el día de ayer y hoy, en Madrid, se está celebrando un interesante encuentro sobre buenas prácticas lectoras con un título que me recuerda a una canción Rosendo.
En el encuentro Maneras de leer se presentan diferentes experiencias que se pueden descargar desde la web del ministerio de cultura Leer.es.
Supongo que en breve pondrán a disposición más documentación en esta web y un foro para proseguir online el diálogo allí creado.
Los participantes en este encuentro han sido profesores de todas las etapas educativas no universitarias, bibliotecarios, mediadores y agentes de promoción de la lectura
El objetivo primordial era dar visibilidad a las acciones que, en torno a la lectura, se llevan a cabo en diversos ámbitos, además de los propios centros docentes y bibliotecas públicas.
Algunas de estas buenas prácticas son la Revista de literatura infantil y juvenil online El templo de las Mil Puertas, Leer Juntos, Tinta sonora (un proyecto radiofónico de la Universidad Miguel Hernández de Elche), y otras más que son interesantes de conocer.
Desde la Comunitat Valenciana, la Biblioteca Pública de Cocentaina también presentará sus experiencias entras las que se encuentra seguro sus blogs (http://bibliopoemes.blogspot.com, http://bibliocolors.blogspot.com).
Me gustaría destacar una de las experiencias que lleva por nombre Callejeros literarios . Este proyecto consiste en una propuesta didáctica realizada y lanzada a la red de modo colaborativo por cuatro blogs de Lengua Castellana y Literatura:
para promover la participación del profesorado y sus alumnos en proyectos que impulsen el aprendizaje con y en la red.
La secuencia de actividades propuesta constituye en sí misma un pequeño proyecto de trabajo porque las distintas actividades que la componen se entrelazan y adquieren sentido con vistas a la consecución de un producto final comunicativo. Culmina con la creación de un CALLEJERO LITERARIO (creado con"http://maps.google.es/?hl=es&ie=UTF8&ll=40.396764,-3.713379&spn=6.357949,11.865234&t=h&z=6" Google Maps) de la localidad del centro que permita realizar con el alumnado un paseo literario por las calles de la ciudad elegida y grabarlo en vídeo.
El proyecto se plantea como una actividad general de investigación que favorece el desarrollo de diferentes competencias básicas: digital, lingüística, social y ciudadana, aprender a aprender… Los contenidos literarios forman parte del trabajo por lo que respecta a a la búsqueda de información de los autores, la lectura e interpretación de textos… por lo que es una propuesta adecuada dentro del marco de la Educación Literaria.
Para dar cuerpo a esta iniciativa se ha elaborado una página web, https://sites.google.com/site/callejerosliterarios/CALLEJEROS LITERARIOS, en la que se recoge todo el material necesario: características del proyecto, programación didáctica, tutoriales, así como los trabajos resultantes de la participación en el mismo.
martes, 13 de septiembre de 2011
La cuina dels il·lustradors. Revista Faristol
La Revista Faristol continua amb el tema de les "cuines" professionals. Ara toca il·lustradors, llibreters, bibliotecària escolar i mestres. Tots molt curiosos de llegir.
- L’il·lustrador Lluís Farré ens presenta tres col·legues de professió que ens expliquen el seu sistema de treballar: Mariona Cabassa, Montse Ginesta i Gusti. Cabassa, a qui li encantava (i encanta) esbossar i dibuixar amb un llapis i una llibreta, va començar a estudiar disseny gràfic. Un dels seus profes de la Massana li va obrir els ulls en el camp de la il·lustració (aquells centenars de llibretes tenien un sentit i un perquè!). Metòdica, pràctica, exploradora del color més que de la línia final, i actualment més preocupada per la qüestió narrativa que la formal, la Mariona no veu els nanos com un conjunt unitari i definible. La Montse Ginesta va començar amb el llibre de text i el dibuix humorístic. Va descobrir el món de l’edició, en el qual encara treballa, i qualifica la seva manera d’il·lustrat com a artesanal. Valora que en la actualitat hi hagi dibuixants molt formats, i advoca pels professionals que tenen una intel·ligència gràfica: “visualitzem gràficament el que després vestim amb el text”. Gusti es va formar a l’Argentina, als estudis Hannah Barbera, i ha corregut món abans d’instal·lar-se a Barcelona. És intuïtiu, experimentador i reconeix que treballa per gaudir. Sovint troba quan busca, quan experimenta, i les casualitats fortuïtes són fonamentals. Ha trobat editors que comparteixen la seva filosofia: la de ser una mica poeta i creure fermament que els creadors tenen una funció en la vida: trobar codis d’autoconeixement personal.
- La cuina de la llibreria ens la porten les motivades llibreteres de Pati de Llibres, a Sant Cugat del Vallès. Un espai polivalent que s’adapta a les necessitats i activitats que la llibreria organitza pels seus clients i que té la imatge d’un casalot. Allí, cada dia un personatge de la LIJ n’és protagonista. La Sònia i la Diana són conscients que el jove, a través de les seves recomanacions, comença un itinerari que més tard seguirà sent ja lector independent i selectiu. Al Pati de Llibres tenen un espai dedicat a la pedagogia; ofereixen llibres d’importació i treballen en activitats amb grups reduïts per arribar millor a l’objectiu. No perden el tren de la tecnologia i es publiciten a través d’un bloc i del Facebook. Sí, sí: les llibreteres que sempre hem somiat tenir, existeixen de debò. Felicitats!
- La Mariona Trabal porta la biblioteca escolar Marta Mata de l’escola Orlandai de Barcelona. Per a ella, un somni que havia tingut des que era jove: ser l’encarregada dels llibres, no només de llegir-los, sinó també de comprar-los i de fer-los arribar a qui correspon, als lectors. Aquest és l’objectiu principal de la Mariona: orientar-los en la lectura i, sobretot, en la capacitat de trobar allò que busquen. Com bé diu, els llibres de text ja no són l’eina fonamental i exclusiva al segle XXI: l’accés a la informació es diu Internet, i una bibliotecària escolar també té la missió d’ajudar a buscar i trobar dins de la xarxa. I no només als nens i nenes, sinó també als pares (la biblioteca Marta Mata està oberta a ells, físicament i a través d’un bloc 2.0). La Mariona està satisfeta quan els seus “clients” anuncien que a la biblioteca s’hi està molt bé i que hi ha molt bons llibres. Espera que l’administració col·labori i ajudi; que el pressupost sigui digne i que tornin experiències de formació tan necessàries com el Puntedu. La Mariona sap que els llibres són portes obertes, i ella n’és una excel·lent portera i guia.
- Heus aquí un article d’investigació de la historiadora Montserrat Castillo sobre un dels membres fundadors de Cavall Fort, el muralista, pintor i il·lustrador Llucià Navarro (1924-2007), l’obra del qual, però, com conclou l’autora, reclama a crits una antologia que no s’ha fet encara. Castillo ens parla del Navarro il·lustrador, primer a l’etapa de Cavall Fort, i després dels seus dibuixos per a novel·les i altres publicacions independents. Inicia les seves col·laboracions en la revista il·lustrant un conte de Joaquim Carbó (curiosament, la seva darrera feina a Cavall Fort l’any 2005 tornarà a ser un dibuix per a un conte del mateix autor). L’ideari plàstic de Navarro es basa en un dibuix gens infantilitzat, ple de detalls i amb domini de formes planes. Més endavant, en els seus treballs fora de la revista, la seva il·lustració es torna monumental, amb una visió estilitzada de la natura, un gust pel món medieval i amb personatges corporis d’estructura gairebé arquitectònica. La seva intenció fou sempre la de suggerir i potenciar la imaginació del lector. A l’Espluga de Francolí podem admirar la seva obra com a muralista (fins i tot se’n fa una ruta turística).
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lunes, 12 de septiembre de 2011
Poemes a la carta de Fina Girbés
Si de paraules boniques
et vols alimentar,
ací tens uns quants poemes
perquè els pugues recitar.
Els entrants són plats lleugers
que obrin la gana a l’instant.
I són rimes ben senzilles
dels assumptes quotidians.
Els primers i els segons plats
sempre són més consistents.
Para’t si cal i mastega
algun dels seus ingredients:
amistat, estima, solidaritat,
un xic de tendresa, generositat...Les postres, alegres, són el remat,
bocins fets de pasta de felicitat.
Tria els poemes que vulgues
i fes tu mateix el menú.
Tant de bo que les idees
s’engreixen dins del cervell
i s’acompanyen, alhora,
dels teus millors sentiments.
En aquest menú tan peculiar trobaràs rimes senzilles i lleugeres com a entrants, ingredients més consistents de primers i segons plats, i bocins de felicitat per a postres. Bon profit!
Fragment del llibre ací.
Novedades en Kalandraka: Mi abuelo Carmelo
Mi abuelo Carmelo
Dani Torrent
Kalandraka, 2011
Ficha de la editorial:
Dani Torrent le rinde un homenaje literario y artístico a uno de sus referentes vitales, con el eco sentimental de los veranos de antaño y las golondrinas, portadoras de lluvia y noticias. Por eso abundan en este álbum los elementos gráficos relacionados con el correo aéreo -como sellos postales y garabatos manuscritos- que se integran con armonía en la ilustración.
“Mi abuelo Carmelo” es un relato que transmite nostalgia del pasado, con un lenguaje evocador, metafórico
y sutil; que aborda con delicadeza el paso del tiempo, la transición de la infancia a la etapa adulta, y la ausencia inevitable de un ser querido que permanece en el recuerdo.
Dani Torrent combina la figura estilizada de pájaros, gatos y libélulas, con las redondeces de la representación humana; altera las proporciones e introduce distintas perspectivas para dar dinamismo a las imágenes, hechas a base de lápiz, sombreadas y coloreadas con tonos suaves y efectos antiguos.
Destacan, por su belleza y simbolismo, las metáforas visuales.
Otras novedades de la editorial en su web. Pero hay que destacar la reimpresión de ¡No es fàcil pequeña ardilla!
Dani Torrent
Kalandraka, 2011
Ficha de la editorial:
Mi abuelo Carmelo tenía un jardín. Cuando yo era pequeño, pasaba allí las tardes, plácidamente. Al caer el sol, mi abuelo solía contarme historias de tierras lejanas. Allí donde viajaban las golondrinas al terminar el verano.La figura del abuelo -cofre de historias remotas, guardián de la memoria- suele dejar una huella indeleble.
–Las golondrinas viajan tanto que han aprendido el lenguaje de las nubes –decía el abuelo.
Dani Torrent le rinde un homenaje literario y artístico a uno de sus referentes vitales, con el eco sentimental de los veranos de antaño y las golondrinas, portadoras de lluvia y noticias. Por eso abundan en este álbum los elementos gráficos relacionados con el correo aéreo -como sellos postales y garabatos manuscritos- que se integran con armonía en la ilustración.
“Mi abuelo Carmelo” es un relato que transmite nostalgia del pasado, con un lenguaje evocador, metafórico
y sutil; que aborda con delicadeza el paso del tiempo, la transición de la infancia a la etapa adulta, y la ausencia inevitable de un ser querido que permanece en el recuerdo.
Dani Torrent combina la figura estilizada de pájaros, gatos y libélulas, con las redondeces de la representación humana; altera las proporciones e introduce distintas perspectivas para dar dinamismo a las imágenes, hechas a base de lápiz, sombreadas y coloreadas con tonos suaves y efectos antiguos.
Destacan, por su belleza y simbolismo, las metáforas visuales.
Otras novedades de la editorial en su web. Pero hay que destacar la reimpresión de ¡No es fàcil pequeña ardilla!
La ardilla roja estaba triste. Sentía una pena muy honda porque su madre se había muerto y pensaba que nunca más sería feliz.
A primera vista, puede parecer que con esta propuesta literaria y artística, los lectores infantiles sientan cierto desasosiego; pero al igual que le sucede a la pequeña ardilla, los niños perciben de un modo natural la experiencia de la muerte.
Y buscan respuestas. La distancia que aporta la fantasía resulta básica para ayudarles a entender la pérdida
de un ser querido.
Y buscan respuestas. La distancia que aporta la fantasía resulta básica para ayudarles a entender la pérdida
de un ser querido.
Estamos ante un álbum serio e inteligente, con un enfoque estético armónico y sereno. Se trata de una historia llena de ternura y delicadeza, que abre las puertas a un tema profundo y de tratamiento necesario, dando sugerencias abiertas y tranquilizadoras sobre la continuidad de la vida.
Reseña en la revista babar.
Cançoner popular
"Cançó de Bressol" és un poema de Manel Alonso editat al llibre col·lectiu Racó de poesia (Brosquil edicions) al que se li ha adaptat una melodia tradicional valenciana. Canta Vicent Penya.
Bernat, Bernat
va viatjant
sobre el clatell
d’un gran ocell.
va viatjant
sobre el clatell
d’un gran ocell.
I va mirant
i explorant
tots els estels
de caramel.
i explorant
tots els estels
de caramel.
Bernat, Bernat
dis-me on vas?
Dis-me d’on véns,
tan xicotet?
dis-me on vas?
Dis-me d’on véns,
tan xicotet?
Bernat, Bernat,
el sol se’n va,
es fa de nit
vés a dormir.
el sol se’n va,
es fa de nit
vés a dormir.
Dorm tranquil·let,
el meu xiquet,
amb un estel
de caramel.
el meu xiquet,
amb un estel
de caramel.
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cançons populars,
Manel Alonso
viernes, 9 de septiembre de 2011
Especial sobre LIJ de la Revista de Literatura
Contingut de l'especial Literatura Infantil y Juvenil 2.0
-Panorama de la literatura infantil y juvenil en Internet: El fenómeno 2.0
por Carmen Fernández Etreros
por Carmen Fernández Etreros
-Difusión de la LIJ en las redes sociales: Una experiencia personal en Facebook
por Alejandra Moglia
por Alejandra Moglia
por Jorge Gómez Soto (es pot llegir digitalment si punxeu damunt l'enllaç)
- Poesía Infantil y Juvenil: Leer, escribir y jugar con las TIC
por Mª Dolores Insa Ribelles
-Clásicos de literatura infantil y juvenil y TIC
por Ramón F. Llorens García
por Mª Dolores Insa Ribelles
-Clásicos de literatura infantil y juvenil y TIC
por Ramón F. Llorens García
-Coordenadas para navegantes de LIJ: una breve selección de sitios imprescindibles
por Noelia Ibarra Rius y José Rovira Collado
por Noelia Ibarra Rius y José Rovira Collado
En l'article Poesía Infantil y Juvenil: Leer, escribir y jugar con las TIC proposen diferents activitats poètiques per jugar, llegir i escriure poesia utilitzant les TIC. Eines gratuïtes que es podem utilitzar a casa, a l'escola i a la biblioteca, per jugar amb la paraula i el vers; propostes ben diferents per anar endinsant-se en la poesia des de diverses vessants, des dels menuts fins els joves i grans.
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literatura infantil i juvenil
martes, 6 de septiembre de 2011
El pequeño cuervo y la luna
Aquí os presento otra historia con la luna como protagonista, otro más para mi colección.
El pequeño cuervo y la luna
Marcus Pfister/ texto e ilustración
Lóguez editorial
Traducido por Rodrigo Martín
Edad de lectura: Desde 5 años
Marzo 2011
Ficha de la editora.
"Pequeño Cuervo, solamente hay una condición si quieres
jugar con nosotros: ¡Vuela hasta la luna!", se burlaron los
cuervos mayores.
El pequeño cuervo tenía miedo, pero levantó el vuelo hacia
la infinitamente lejana luna. Aquello no podía terminar bien.
¿Qué habrá sido del pequeño, valiente cuervo?
"Pequeño Cuervo, solamente hay una condición si quieres
jugar con nosotros: ¡Vuela hasta la luna!", se burlaron los
cuervos mayores.
El pequeño cuervo tenía miedo, pero levantó el vuelo hacia
la infinitamente lejana luna. Aquello no podía terminar bien.
¿Qué habrá sido del pequeño, valiente cuervo?
Escuela de Arte de Berna y completó su preparación como diseñador gráfico en una agencia de publicidad de Zürich. Tras viajar por México, Estados Unidos y Canadá, regresó a Suiza para trabajar como diseñador gráfico independiente. Publicó su primer libro ilustrado en 1986 en North Soud Books, lo que significó el comienzo de una larga colaboración.
Sin embargo, el libro que le hizo internacionalmente famoso fue El Pez Arco Iris. Autor de 49 libros, que han sido traducidos a más de 50 idiomas, nos sorprende con cada nuevo trabajo.
Padre de cuatro hijos, vive con su familia en Berna, aunque la firma de sus libros le haya llevado por diferentes países, desde Estados Unidos a Corea, Japón y distintos países europeos.
Aquí os dejo el cuento de El Pez Arco iris contado por niños.
I ací en català:
Mi planta de naranja lima
Gracias a la librería Shalakabula de Mislata, en Valencia, he conocido este maravilloso libro: Mi planta de naranja lima.
Se trata de un clásico de la literatura brasileña, una novela escrita por José Mauro de Vasconcelos que narra, en primera persona, la historia de un niño de cinco años de vida que, de golpe, descubre el dolor y, de manera precoz, se convierte en un hombre.
El protagonista de esta obra es Zezé, un brasileño de origen indígena perteneciente a una familia humilde que, cada vez que recibía un castigo, se desahogaba frente a su planta de naranja lima, un arbusto que se diferenciaba de todos los demás por tener la capacidad de hablar.
Al principio, producto de su corta edad, este entrañable e inteligente personaje, quien parece no estar afectado por el maltrato familiar y sus duras condiciones de vida, posee un universo propio repleto de juegos y sueños. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y su cruel realidad se hace más evidente, deja de lado ese mundo de fantasía lleno de travesuras, aprendizajes y deseos, y toma conciencia de lo difícil que puede llegar a ser la vida de un niño pobre. A raíz de ello, su universo dejará, antes de tiempo, de tener características infantiles y se transformará en un espacio marcado por el dolor, el sufrimiento y la violencia.
Mi planta de naranja lima es, en definitiva, un libro que, a través de una historia dramática y conmovedora, invita al lector a reflexionar sobre la necesidad de contener y demostrar afecto hacia los niños, y a tomar conciencia acerca de la importancia de dejar de lado las problemáticas propias del mundo adulto para, de esta forma, garantizar la infancia.
Se trata de un clásico de la literatura brasileña, una novela escrita por José Mauro de Vasconcelos que narra, en primera persona, la historia de un niño de cinco años de vida que, de golpe, descubre el dolor y, de manera precoz, se convierte en un hombre.
El protagonista de esta obra es Zezé, un brasileño de origen indígena perteneciente a una familia humilde que, cada vez que recibía un castigo, se desahogaba frente a su planta de naranja lima, un arbusto que se diferenciaba de todos los demás por tener la capacidad de hablar.
Al principio, producto de su corta edad, este entrañable e inteligente personaje, quien parece no estar afectado por el maltrato familiar y sus duras condiciones de vida, posee un universo propio repleto de juegos y sueños. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y su cruel realidad se hace más evidente, deja de lado ese mundo de fantasía lleno de travesuras, aprendizajes y deseos, y toma conciencia de lo difícil que puede llegar a ser la vida de un niño pobre. A raíz de ello, su universo dejará, antes de tiempo, de tener características infantiles y se transformará en un espacio marcado por el dolor, el sufrimiento y la violencia.
Mi planta de naranja lima es, en definitiva, un libro que, a través de una historia dramática y conmovedora, invita al lector a reflexionar sobre la necesidad de contener y demostrar afecto hacia los niños, y a tomar conciencia acerca de la importancia de dejar de lado las problemáticas propias del mundo adulto para, de esta forma, garantizar la infancia.
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