Stian Hole
Kókinos, 2013
Es difícil explicar las pérdidas y las ausencias de un ser querido y mucho más cuando no tenemos respuestas o cuando tampoco nosotros sabemos aceptar esa pérdida. En muchas ocasiones son los más pequeños los que con su mirada inocente y fantasiosa nos transmiten esa esperanza que necesitamos para continuar adelante y seguir disfrutando de los que tenemos al lado, siempre con el recuerdo de los que ya no están.
En El cielo de Anna, aunque no nos explica de manera literal lo que sucede, lo intuimos por las imágenes y por lo que sucede en el texto. La protagonista ha perdido a su madre, es un día en que todo duele y "caen clavos del cielo" (fijaros en el detalle de las primeras guardas y en lo que dice su padre), su padre está triste, llora pero tienen que prepararse para el funeral, pero ella sigue en su mundo, "tiene todo el tiempo del mundo". Anna pone el mundo patas arriba (literalmente) y se lleva a su padre de viaje, un viaje simbólico, esférico. Un viaje a un lugar donde los pájaros pueden nadar y los peces volar, puede parecer un mundo al revés pero puede que sean las profundidades del cielo, donde todos esperan hasta Elvis y Picasso.
Anna, con su inocencia, cambiará esos clavos por fresas con miel.
El autor, Stian Hole, muy parecido al padre de Anna, rodea de color y de vida el mundo de Anna para aproximarnos de manera muy poética a la muerte. El viaje al que conducirá Anna a su padre será un viaje fantástico al otro lado del cielo ("vamos hasta un lugar donde el cielo está bajo el agua"), donde el cielo está bajo el agua, para buscar más allá de los sentimientos y para buscar donde está también su madre ausente.
El mundo al que se trasladan Anna y su padre es un mundo onírico y fantástico donde las plantas, los pájaros, los peces, las mariposas, personas desaparecidas y todo tipo de criaturas y objetos que invitan a reflexionar sobre la vida, la muerte y sobre Dios. Es curioso ver como es el padre quien hace las preguntas y Anna la que responde:
"-¿Dios lee libros? –pregunta su padre asombrado.
-Por supuesto. Tiene una biblioteca enorme. Incluso Dios necesita consultar una enciclopedia de vez en cuando."
Anna intenta recordar a su madre en algún sitio, en el Jardín del Edén cuidando las plantes o visitando a sus seres queridos, solo con el objetivo de que su ausencia no sea tan dura. Es una manera de mantener el recuerdo de nuestros seres queridos cerca.
Un libro que nos sumerge en un maravilloso simbolismo visual. Un libro para leerlo y releerlo muchas veces y muchas más para mirarlo, observarlo detalladamente y no perderse ninguno de los detalles del paisaje que recrea el autor.
El cielo de Anna es un álbum que os hará reflexionar y que podréis disfrutar en detalle en cada imagen que utiliza el autor. A modo de collage, con ilustraciones y fotografías, Stian Hole nos transporta a un mundo donde la fantasía de una niña nos hace sentir mejor.
No os perdáis las guardas del final del libro donde los clavos se han convertido en fresas con miel como decía Anna.
En resumen, un libro enternecedor y estremecedor por todo lo que trata.
Se quedan muchas, muchas cosas por comentar pero es de los libros que cuando vas lo ves más cosas descubres.