Il. Sonja Wimmer
OQO editora, 2013
Si hay temas difíciles de tratar para muchos padres, el de la
sexualidad puede que se lleve la palma. Este cuento editado por OQO es
divertido, tierno y aborda con mucha naturalidad el tema del sexo, pero
imaginaros un texto también muy sutil y con mucho amor.
La escritora y cuentista Maricuela (María Molina), sin caer en lo
burdo o soez, nos narra una situación que se puede plantear en todas las
familias y es que el protagonista de este cuento no puede dormir, tiene
miedo, y se dirige a la habitación de sus padres. La puerta estaba
extrañamente cerrada, por eso, se acercará bien para investigar y ver lo
que pasaba tras ella. Las respiraciones cansadas de los padres y su
conversación le hará pensar que están subiendo montañas o que están
comiendo la tortilla de patatas de su madre, en resumen que se lo están
pasando bien sin él. Pero cuando ya no puede aguantar más, pensando que
se van a ir y lo van a abandonar, con todas su fuerzas, gritará y
alertará a sus padres.
La imaginación del niño continua porque él también quiere subir
montañas en la cama, así que él se construye una montaña de cojines
mientras sus padres están en la habitación.
La incursión nocturna del niño en la habitación de sus padres
provocará la primera conversación sobre sexualidad con el pequeño,
aunque él tampoco se de cuenta del todo. "Le explicaron que no habían
estado subiendo montañas. Que se querían mucho y que así era el amor".
La frase del niño que sigue es la que se crea desde la más pura
inocencia y con la que los adultos reirán mucho.
Es una situación que puede pasar y en ningún momento encontraremos
una palabra soez o vulgar. Los niños preguntarán a lo largo del cuento,
pero la historia os ayudará a afrontar esas temidas respuestas. No se
explica mucho, porque el relato se trata con mucha naturalidad como lo
es el amor de nuestros padres.
"El tema del sexo no se debe evitar en la infancia, ya que forma
parte de una educación sana y la exposición sin prejuicios de las
muestras de amor contribuye al desarrollo afectivo. No obstante, su
enfoque debe ser acorde con la edad y la capacidad cognitiva."
La escritora María Molina, Maricuela,
reproduce sin ningún tipo de edulcoración —pero sin caer en lo soez o
lo burdo— los diálogos entre el padre y la madre, que el pequeño escucha
tras la puerta del dormitorio. La inocencia de Martín y su gran
imaginación hacen que acabe transformando la noche de amor de sus padres
en la subida a una montaña bastante empinada.
El humor y la inocencia con la que se aborda el tema no elude a la
realidad, todo lo contrario, al restar seriedad, los padres lo podrán
afrontar de otra manera, evitando que sea tan embarazoso como suele
pasarles.
Para Maricuela, "las cavilaciones infantiles, sin ningún prejuicio,
suelen dejar en evidencia la "estupidez" de los adultos, que terminan
abortando la curiosidad infantil." Sin embargo, los padres de Martín,
como ya os hemos explicado, dan una explicación real, natural y delicada
de la verdad.
Estos adjetivos definen también las ilustraciones de Sonja Wimmer,
quien consideró que la mejor manera de ser fiel al espíritu de la
historia era realizar un trabajo basado en el "humor, exageración y algo
de poesía".
En resumen, un álbum con unas preciosas ilustraciones de Wimmer que
ayudará a los padres a afrontar una situación en muchas ocasiones
embarazosa con humor, naturalidad, sinceridad y amor.
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