Podemos contarla de muchas maneras, pero desde aquí os animo a escoger algunos libros para hacerlo. Os dejo una selección:
Christophe Gallaz
Il. Roberto Innocenti
Loguez ediciones, 2002
Un libro que abandona la sensiblería para afrontar sin remilgos una situación de nuestra historia y que, lamentablemente, muy lamentablemente, se repite de manera impropia en una sociedad avanzada como es la que habita el planeta."
Ruth Vander Zee
Il. Roberto Innocent
Il. Roberto Innocent
Kalandraka, 2007
Reseña de Bienvenidos a la fiesta: "La historia de Erika no es tanto un álbum como un relato ilustrado que viene contado por la propia protagonista. La emotividad de la historia viene subrayada por las poderosas ilustraciones: figuras humanas anónimas, cortadas por la cintura o mostradas de espaldas, pintadas en acuarelas realistas que parecen viejas fotos en blanco y negro, aunque tengan leves toques de color, y que desembocan en una última ilustración colorista cuando la niña, ya crecida, ve pasar un tren."
Bruno, el niño que aprendió a volar
Nadia Terranova
Il.Ofra Amit
A buen paso, 2013
Reseña propia en boolino:
A Buen Paso ha publicado este álbum con ocasión del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto (27 de enero).
Este magnífico álbum nos conduce en el mundo fantástico de uno de los mejores escritores polacos, Bruno Schulz, autor de Las tiendas de color canela.
Además de escritor, fue artista gráfico, pintor, dibujante y crítico
literario, reconocido como uno de los mayores estilistas de la prosa
polaca del siglo XX.
Bruno Schulz vivió de lleno la llegada de los alemanes y, por su
origen judío, será perseguido, junto a toda su familia. La idea de los
alemanes de aniquilar a todos los judíos, lo que se llamó el Holocausto,
acabó con este escritor y con los sueños que tenía.
Este álbum nos hace un recorrido de una manera muy poética por la
vida de este artista polaco y su malogrado final. Todo un homenaje que
merece la pena leer y disfrutar también por las ilustraciones que la
acompañan.
La historia empieza presentando un niño, judío con un gran cabeza que aunque entorpece sus movimientos está llena de ideas y de sueños. Un niño curioso y antento a todo lo que le rodea, especialmente a las extravagancias de su padre. A pesar de perder a su padre demasiado pronto, lo mantendrá vivo con sus dibujos y su escritura y se dedicará a eso durante toda su vida hasta que los nazis acaben con él.
La historia empieza presentando un niño, judío con un gran cabeza que aunque entorpece sus movimientos está llena de ideas y de sueños. Un niño curioso y antento a todo lo que le rodea, especialmente a las extravagancias de su padre. A pesar de perder a su padre demasiado pronto, lo mantendrá vivo con sus dibujos y su escritura y se dedicará a eso durante toda su vida hasta que los nazis acaben con él.
Es interesante descubrir como la autora nunca menciona el disparo,
pero sí lo describe con una onomatopeya. En el libro desaparece, nunca
muere. Bruno quedará vivo con sus recuerdos, sus textos y sus dibujos.
Cuando los ogros se quedan solos
Adaptación de Pere Puig Paronella
Editorial Proteus, 2012
¿Cómo explicar a un niño el horror de la guerra? ¿Cómo describirle la
transformación de personas normales en torturadores? ¿O la existencia
de campos de concentración? ¿O el extermino nazi? Realmente son
cuestiones difíciles de abordar con los más pequeños, pero lo
suficientemente importantes como para intentar hacerlo. Y esto es
exactamente el que hace Pere Puig Paronella en Cuando los ogros se quedan solos,
con una extraordinaria habilidad. La estrategia es una plácida charla
entre un abuelo y su nieto, que trabajan juntos arreglando las plantas
del jardín. El abuelo usa las malas hierbas como metáfora para
introducir el relato de una escalofriante historia que él mismo vivió en
primera persona cuando era joven. Las malas hierbas sirven de excusa y
de lección: “no las riegues porque crecerán... arráncalas de raíz”. Así
es como evitaremos que los que son inicialmente “gente normal”, se
vuelvan “ogros” o, incluso, que nos volvemos nosotros mismos dejando
crecer malas hierbas en nuestro corazón.
La historia que explica el abuelo empieza cuando unos ogros, antes gente normal, empiezan a proliferar y a organizarse. Quieren dominar al resto de personas, comerse su comida, sacarles sus cosas... Después llegan los golpes, el secuestro, la reclusión en lugares “que parecen fábricas” y, finalmente, el hacerlas desaparecer. Por suerte, ¡el abuelo pudo salir de este último eslabón de la monstruosa cadena del totalitarismo! La narración y las ilustraciones conforman una historia llena de sorpresas, intriga y, sobre todo, con una lección de fondo para las nuevas generaciones: hay que estar atentos, hay que pensar qué hacemos y por qué lo hacemos y hay que luchar para preservar la libertad y la dignidad. Así lo hicieron algunos de los que sufrieron el odio de los ogros; se enfrentaron y consiguieron vencer a estos seres que parecen muy grandes pero que encarnan la mayor de las pequeñeces: hacer daño “porque toca”, esparcir el odio y el dolor por “obediencia”.
¡Unas recomendaciones estupendas!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, hay que contarlo para que no se vuelva a repetir esta tràgica parte de la historia.
Besitos
Gràcies Carme!
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