Milrazones, 2013
Si recordáis una recomendación anterior titulada Yo quiero mi gorro,
esta que aquí os reseñamos va en la misma línea. Jon Klassen, que
recibió la medalla Caldecott por dicho álbum, sigue con ese eje central
que es la mentira, la apariencia y los deseos más primarios (yo, mío,
quiero…). Con texto breve, casi minimalista y una aventura concisa pero
con detalles muy significativos que amplían las ilustraciones, Klassen
nos deja una historia a la altura de la inteligencia y humor infantil.
Un pequeño pez le roba un bombín a un pez mucho más grande que estaba
durmiendo y huye a esconderse a un bosque de algas, pero un pequeño
cangrejo le delatará, aunque él confiaba en él. No os vamos a descubrir
el final, no queremos contaros lo mejor, mejor lo descubrís.
El pequeño pez va contando al lector lo que ha hecho, ha robado el
bombín al pez grande (se declara confeso ya desde el principio en el
título). Vamos siguiendo su recorrido mientras se dirige a esconderse,
aunque él dice que el pez grande si se despierta no se dará cuenta,
¿será así? ¿lo encontrará? El lector ve en el pez pequeño un animal
inofensivo pero un tanto pícaro.
Habrán lectores que deseen que el pez pequeño se salga con la suya y
no sea encontrado pero habrán otros (un poco más traviesos) que pensarán
que el pez pequeño debe devolver lo que no es suyo.
Las ilustraciones nos irán contando parte de la historia, tanto al
final, sin texto, como al principio, recorriendo los pensamientos del
pez pequeño pero viendo también lo que está haciendo el pez grande. El
pez pequeño, por tanto, es el narrador de la historia (de su historia,
se siente protagonista y se siente genial con su bombín). Este pequeñín
pensaba que no se despertaría pero sí lo hace, lo vemos con las
ilustraciones que siguen y… ¿detectará que no tiene su bombín? Puede que
sea más listo de lo que el pez pequeño se pensaba.
El lector podrá disfrutar de verlo y leerlo todo, con una perspectiva
irónica, verá la diferencia entre el texto y la ilustración, entre la
palabra y el hecho.
Jon Klassen no pretende crear una fábula moral, simplemente es un
cuento donde la ironía y el humor triunfan ante otros detalles. El
pequeño lector (incluso el mayor) pretende divertirse y este álbum es
perfecto para ello. Viendo, por ejemplo, al cangrejo delator como le
indica, levantado sus pinzas, al pez grande por donde se ha marchado el
pequeño pez.
La cosa le va mal al pececillo pero la carcajada está asegura, ¿por
qué? Porque así son los cuentos, no hay más. Disfrutarlos y, a veces, no
se trata de pensar demasiado. O, como los cuentos clásicos, esos que no
tenían final feliz, porque tal vez la realidad sea así, real.
Aquí tenéis el booktrailer original.
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