OQO, 2013
La señora Julia busca a la gata Benita por toda la casa, grita y la
gata se despierta, pero la dueña no la encuentra. Y es que la señora
Julia no escucha el cascabel de la gata. Benita se da cuenta de que lo
ha perdido y se asusta porque si no lo encuentra y su dueña no la ve, se
quedará si su ración de sardinas.
La "linda" y simpática gata se pondrá
manos a la obra en busca de su cascabel, pregunta al sofá (que todo lo
engulle), a la escoba (que todo lo barre) y a la mesa (bajo la que todo
cae), ¿dónde lo habrá perdido?
En este divertido cuento todos hablan hasta los objetos menos
previstos y van ayudando a la gata a recordar sus pasos para encontrar
su cascabel. Diálogos llenos de humor e inocencia que serán bien
recibidos por el lector porque establecerá una cierta empatía con las
situaciones irreales pero llenas de fantasía infantil.
Y nos queda el final, un sorprendente y encantador final, al que no
le falta el humor. El cascabel lo encontrará finalmente en una pecera
donde un pez se niega a ayudarle porque ya se comió a su compañero. La
astuta y pillina gata recuperará el cascabel sumergido en dicha pecera
pero para eso, ¿qué pasará con el otro pez?
Ingenuidad, picardía, dulzura, travesura... todas las características
idóneas para que este cuento guste a los más pequeños y no tan
pequeños. Pablo Albo, uno de los
narradores y escritores de literatura infantil más importantes de
nuestro país, nos trae una vez más –y que vengan todas las que quiera-
una graciosa y simpática historia que esta gata como protagonista. No os
esperéis más, descubrir vosotros mismo como consigue la gata el
cascabel. Puede que incluso aparezca el pez que se había comido la gata
Benita. ¿Dónde estaba?
Las ilustraciones de Guridi
refuerzan todo lo que el argumento cuenta. Además, el ilustrador
incorpora una serie de personajes con los que poder hacer una segunda
lectura (podéis crear otras historias solo siguiendo sus dibujos): una
pareja de moscas, un ratón, varias hormigas y hasta un murciélago del
que alguien se enamora al final.
Guridi afirma que: "Imaginaba una Benita revoltosa, pero no mala, así
que al final salió una gata negra con un aspecto un poco dejado, pero
con ternura en la mirada", describe el ilustrador, quien apostó por
darle un aspecto "rudo" a la dueña y crear unos peces "muy simplificados
y con la expresión centrada en sus ojos".
Un gata que nos ha encadilado en boolino y seguro que a vosotros
también. Con este relato de Pablo Albo y las ilustraciones de Raúl Nieto
Guridi, la carcajada está asegurada, así que no os la perdáis y a
disfrutar de las mil y una historias que podéis crear con los pequeños
animalitos que acompañan a la gata Benita.
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