jueves, 14 de julio de 2011

Los versos del libro tonto de Beatriz Giménez de Ory

…Soy libre, digo… Libra, digo… ¡libro!
Soy un libro, sí, sí.
Pero llevo cerrado tanto tiempo…
que así me he vuelto tanto,
me he vuelto tinta,
me he vuelto… ¡tonto!


Acrósticos, palabras y letras bailarinas que se adueñan del papel, poemas traviesos que no tienen un pelo de tontos… al contrario de lo que sugiere el título editado por Faktoria K. La obra de la profesora y escritora Beatriz Giménez de Ory es un conjunto de 25 composiciones estructuradas en un principio, un final y, entre ambos, tres partes dedicadas a “los versos que huyeron” por aire, por mar y por tierra. Los primeros se los tragó un gallo-veleta; los segundos los encontró la sirena Flora; y los últimos los recogió un escarabajo pelotero.

“Los versos del libro tonto” es la ganadora del III Premio Internacional Ciudad de Orihuela de Poesía para Niños, organizado por la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Orihuela y FAKTORÍA K, al que optaron 153 trabajos. El jurado valoró que se trata de “un texto circular que invita al juego poético de principio a fin, donde se desparrama la magia de los versos, y los personajes -simpáticos, divertidos y alegres- buscan a la poesía hasta encontrar un final que cierra el texto, aproximando el libro a las manos del lector”.
 
Una creación literaria atractiva y original que despierta la imaginación, anima a la lectura, y reivindica el valor cultural y lúdico del libro. Las imágenes de Paloma Valdivia, a base de tonos suaves y formas sencillas, transmiten calidez y un entorno acogedor para disfrutar de los versos.
 
Este poemario ilustrado, con acrósticos y caligramas, puede dar lugar a divertidos juegos para este verano, como se pudo ver en algunos talleres celebrados este año en Cuenca y en Barcelona.
Los versos vuelan de cabeza en cabeza de los niños y también se los tatuan en manos y brazos.

Para hacernos creer en los imposible, para hacernos soñar, para vivir no una, sino varias vidas… Para eso y mucho más están los libros.
Y así, Los versos del libro tonto contiene un generoso lote de versos en rebeldía que, por falta de lectura y aburridos de yacer en unas páginas silenciosas que no se movían, emprendieron la huída por los cuatro puntos cardinales.
Los niños se proclamaran “buscadores poéticos” y se nombraran príncipes y princesas, reyes y reinas de la tierra, del mar y del aire. La corona de unos será el molino de viento, otros tomaran como símbolo unas gafas de buceo, y los demás se distinguiran con un correpasillos musical. No pueden faltar las “cortes lectoras” de cada reino, formadas por niños-escarabajo pelotero, saltamontes, sardina, sirena, gallo-veleta o mariquita. Y de esa guisa, real o metafórica, se lanzaran a la caza de los versos.
Los versos volaran, escritos en pequeñas tiras de papel, y los lectores se afanaran en darles caza, para distinguir después si pertenecen al reino de la tierra, del mar o del aire.  




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