Cierra los ojos ha sido distinguido con el IBBY 2013 para Niños con
Dificultades Especiales, así que el libro creado por Victoria Pérez
Escrivá y Claudia Ranucci va a viajar por diferentes exposiciones en los
países con secciones IBBY y estará presente en el congreso
internacional que IBBY celebrará en México en 2014.
Enhorabuena a Thule ediciones y a sus autoras!!!
Os dejo algunas reseñas interesantes de Darabuc y Félix Albo.
Reseña de Darabuc:
"Cierra los ojos, de Victoria Pérez Escrivá y Claudia Ranucci (ed. Thule), es un juego de perspectivas y una propuesta de reflexión sobre la primacía casi absoluta de la vista frente a los demás sentidos. ¿Cómo son las cosas? Habitualmente, con los ojos abiertos, se ven de una manera: un árbol «es una planta muy alta llena de hojas», «una culebra es un animal que se arrastra y no tiene patas», «un reloj es una cosa que te dice qué hora es». Pero con los ojos cerrados —ceguera temporal y voluntaria o ceguera plena, el cuento no elige ni dramatiza— y un punto de vista deliberadamente poético y amable, la realidad es muy distinta: «un árbol es un palo muy grande que sale del suelo y canta», «una culebra es una cuerda fría y suave que siempre se te escapa», «un reloj es una cajita de madera con un corazón dentro».
Esto se cuenta dentro de un marco narrativo en el que dos hermanos hablan, cuentan y se discuten. ¿Cuándo estás sucio: cuando llevas manchas o cuando hueles mal? ¿Quién es papá: un hombre alto que lleva sombrero o un beso que pica y huele a pipa? Uno ve, pero el otro le apunta que hay más que la vista: Tócala, Escucha, ¿Es que no hueles?, Toma, ¡No la toques!, ¿No los oyes?
—Yo se lo intento explicar, pero él no me hace caso —le digo a mi madre."Cierra los ojos, de Victoria Pérez Escrivá y Claudia Ranucci (ed. Thule), es un juego de perspectivas y una propuesta de reflexión sobre la primacía casi absoluta de la vista frente a los demás sentidos. ¿Cómo son las cosas? Habitualmente, con los ojos abiertos, se ven de una manera: un árbol «es una planta muy alta llena de hojas», «una culebra es un animal que se arrastra y no tiene patas», «un reloj es una cosa que te dice qué hora es». Pero con los ojos cerrados —ceguera temporal y voluntaria o ceguera plena, el cuento no elige ni dramatiza— y un punto de vista deliberadamente poético y amable, la realidad es muy distinta: «un árbol es un palo muy grande que sale del suelo y canta», «una culebra es una cuerda fría y suave que siempre se te escapa», «un reloj es una cajita de madera con un corazón dentro».
Esto se cuenta dentro de un marco narrativo en el que dos hermanos hablan, cuentan y se discuten. ¿Cuándo estás sucio: cuando llevas manchas o cuando hueles mal? ¿Quién es papá: un hombre alto que lleva sombrero o un beso que pica y huele a pipa? Uno ve, pero el otro le apunta que hay más que la vista: Tócala, Escucha, ¿Es que no hueles?, Toma, ¡No la toques!, ¿No los oyes?
—A lo mejor él también tiene razón —responde ella.
—¿Y cómo es posible? —le pregunto.
—¿De verdad quieres saberlo? Entonces… cierra los ojos.
Los collages de Ranucci son particularmente austeros, con muy pocos elementos dispuestos con frecuencia con valor metafórico: la historia se abre, por ejemplo, con dos dibujos de niños casi idénticos, pero uno cabeza arriba y otro cabeza abajo, el uno en negro sobre blanco y el otro en blanco sobre negro."
Reseña de Félix Albo en la Biblioteca de los Elefantes:
"
Con un texto mínimo y unas ilustraciones magistralmente sencillas, plantea cuánto nos perdemos al centrar nuestra percepción solo en la mirada. A través de una conversación entre dos hermanos, reproducida por uno de ellos, va presentado cómo pueden intervenir en la percepción del entorno el resto de sentidos y así cambiar su dimensión:
- Mira, un árbol es una planta muy alta llena de hojas -le digo.
- No, un árbol es un palo muy grande que sale del suelo y canta -me explica.
- La bombilla es una cosa que da luz.
- No, la bombilla es una pelotita suave y muy caliente. ¡No la toques!
Y así, va jugando con un entorno cotidiano, posible en cualquier hogar e invita a "mirar"
el mundo desde otra perspectiva. Al final, el hermano narrador, que no
lo entiende, le plantea a su madre que su hermano no le hace caso. A lo mejor él también tiene razón -le contesta la madre y le ofrece una solución; un juego fácilmente practicable que da título al libro.
Un
libro tras el cual podemos jugar a descubrir cómo suena nuestra casa, o
nuestra clase, cómo huele, cuál es su tacto, su temperatura, su
intensidad, dónde sentimos más el sol, o cuántos trinos distintos somos
capaces de escuchar.
Un
libro con el que podemos jugar a perder el miedo a la oscuridad
caminando con los ojos cerrados desde la cocina a la habitación o desde
la cama al sueño.
Un libro para leer y disfrutar solo o, mejor, en compañía."
No hay comentarios:
Publicar un comentario