(publicado el 20 de marzo en boolino)
"El narrador es el guardián
de la puerta. La puerta de la ilusión, la fantasía, la ironía y el
humor. El cuentista tiene la mirada del recién nacido y del poeta. Sabe
que el mundo está lleno de maravillas, pequeños instantes, grandes
proezas." Estrella Ortiz en Contar con los cuentos (Palabras del Candil,
2009).
Hoy, 20 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Narración Oral y desde boolino
apoyamos este oficio, el más antiguo, como bien explica Nicolás
Buenaventura en Palabra de Cuentero (Palabras del Candil, 2010) que una
vez lo presentaron como un hombre que tenía "uno de los oficios más
antiguos". Como comprenderéis no se trata de la que todos pensáis, sino
de la de cuentero: "¡Cuentero! ¿Cómo así? Así no más, cuento, narro,
relato historias… ¿Cómo cuando el abuelo le contaba a uno, antes de irse
a dormir, esas historias de érase una vez? Exactamente. ¿Y a eso se le
puede llamar oficio?"
Que te cuenten historias es una necesidad vital, a veces es mejor que una terapia. Las palabras narradas no son solo magia son palabras que contadas con una voz que te atrape y te meta dentro la historia puede hacerte olvidar todos los malos momentos o, incluso, los buenos. Es magia, fantasía, vida, libertad. La barrera entre la risa y el llanto escuchando cuentos se cruza muy rápidamente y la sensación cuando termina solo se puede sentir si el narrador ha sabido entrar en ti y en tu mente y transportarte por un momento a su mundo.
Que te cuenten historias es una necesidad vital, a veces es mejor que una terapia. Las palabras narradas no son solo magia son palabras que contadas con una voz que te atrape y te meta dentro la historia puede hacerte olvidar todos los malos momentos o, incluso, los buenos. Es magia, fantasía, vida, libertad. La barrera entre la risa y el llanto escuchando cuentos se cruza muy rápidamente y la sensación cuando termina solo se puede sentir si el narrador ha sabido entrar en ti y en tu mente y transportarte por un momento a su mundo.
Este día se celebra con el
objetivo de recordar que el arte de contar historias de viva voz, como
decía uno de los más antiguos de la humanidad, está presente y vivo en
todas las culturas. La idea surgió de esta conmemoración surgió en
Suecia y, a partir de ahí, gracias al contacto entre los contadores y a
Internet, se ido extendiendo por el resto del mundo. Actualmente son más
de 25 países de todos los continentes los que se han sumado a esta
celebración.
La narración es algo más que
un oficio. Todos contamos, narramos o, incluso, podemos leer en voz alta
a nuestros hijos, nietos, sobrinos, amigos, hijos de nuestros amigos,
ese arte de contar es de todos, hacer nuestro el cuento, la historia.
Pero, el verdadero narrador, es aquel que escucha, que se mete dentro
del cuento, con respeto pero también con ambición. Ambición por hacerlo
suyo y porque disfrute el público que le va a escuchar.
“El cuentista sabe callar,
necesita callarse frente a una puesta de sol, una tristeza, la mirada de
un pájaro. Conoce el silencio, tiene paciencia, sabe cocinar… El
cuentista es un valiente explorador, siempre en el camino hacia mundo
mejores…” (Estrella Ortiz, 2009). En resumen, observar, imaginar y
emocionar son tres de las aptitudes del narrador.
La tradición oral es algo que
deberían habernos transmitido nuestras generaciones pasadas, las
historias contadas a viva voz nos motivan a conocer otras, nos hacen
conocer otros momentos, nos hacen disfrutar de momentos inolvidables con
gente dispuesta a escuchar y a gozar de la palabra y de la fantasía.
Si nos centramos en los más
pequeños su primer contacto con las historias, la fantasía es la voz,
por eso, la tradición de la narración oral siempre estará presente y es
algo que no debemos olvidar.
En boolino queremos recordar a algunos narradores que han pasado por nuestra web y nos han dejado su palabra:
Félix Albo nos hablaba de que
los narradores son “los profesionales de la palabra dicha”. Tras las
sesiones termina “pleno y cansado. Es cierto que salgo con una sensación
de plenitud por sintonizar con quienes escuchan. Es genial cuando se
acercan los más pequeñines a darte un beso, a darte las gracias o a
mirar detenidamente los libros que has dejado sin contar, o los que has
contado (este momento es genial).”
Margarita del Mazo: “Me crié
entre cuentistas. Mi bisabuelo, mis abuelas, mis tíos, mis padres, todos
eran “gente de palabra”, gente de contar. De contar y de cantar, que
también eran cantarines. […] Así fue como, entre cuento y canto, yo
también fui contando. Solemos imitar lo que vemos y todos ellos, sin
darse cuenta, me alimentaron con cada palabra y me enseñaron esta
profesión que tanto amo.”
“Siempre he dicho que cuento para todos los oídos que me quieren escuchar porque los cuentos no saben de edades.”
Pablo Albo nos explicaba su
definición de “domador de palabras”: “…las palabras tienen peligro. Yo
me acerco a ellas con precaución y algo de miedo, la verdad. Eso las
hace muy excitantes. Albo opina que la tradición de narrar siempre
permanecerá viva. “Nada puede sustituir al contacto humano y los cuentos
contados son eso, contacto”.
Pep Bruno explicaba su idea
“peregrina de por qué se hizo narrador oral: “creo que no somos nosotros
los que elegimos vivir de contar cuentos, sino que los cuentos deciden
de quien se apropian para pervivir en gargantas y corazones. Por lo
tanto, cuento cuentos porque ellos habitan confortablemente mi garganta,
de hecho se encuentran tan cómodos que he podido hacer de esto mi
oficio.”
El grupo de narradores “Sin venir a cuento” aseguraban que es muy “importante contar en voz alta
porque aporta un valor más a la lectura. Por sí mismos, los cuentos
invitan a la imaginación y a jugar, así como ayudan a entender el mundo
que nos rodea. Pero si los narramos, añadimos el valor de compartir,
tanto el momento de juego e imaginación como la propia historia que
estamos contando. Traspasamos el acto más individual de lectura,
haciendo que sea un acto social, de encuentro y de disfrute conjunto.
Además, el hecho de contar invita al diálogo sano y positivo a propósito
del cuento, con todo el aprendizaje que esto conlleva.”
Carles Cano: "disfruto mucho
contando y cuando los chavales me cuentan lo bien que se lo han pasado
leyendo algún libro mío, tengo que contener la respiración para poder
pasar por las puertas."
Llorenç Gimenez: "Una
satisfacción, ver que el público que tienes enfrente escucha y “entra”
en el cuento, en el libro, en el enigma,... es un placer."
Muchas gracias a todos ellos y
a todos los que se dedican a este oficio de la palabra dicha. A todos
los que han pasado por aquí y a todos los que pasarán.
Felicidades en su
día y no dejéis de escucharles, seguro que repetís. ¡Puro vicio el de la palabra!
AEDA: http://narracionoral.es/index.php/es/
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